Ola de arrestos arbitrarios en Turquía a personalidades culturales

por | Feb 17, 2025 | Blog | 0 Comentarios

Tanto los portales turcos “BirGun” y “Turkiye Today” así como Amberin Zaman, periodista especializada en Medio Oriente de Al Monitor, informaron el 24 de enero que Ayşe Barım, famosa directora y productora de cine turca había sido detenida por su supuesta participación en las protestas del Parque Gezi que se prolongaron del 29 de mayo hasta el 2 de junio de 2013. Además del arresto de Barım fueron llamados a testificar los actores Halit Ergenç, Dolunay Soysert, Mehmet Günsür y Rıza Kocaoğlu.

Barım, fue detenida el viernes pasado bajo los cargos de «intentar derrocar a la República Turca y obstruir sus operaciones». A esta orden de detención se sumaron una serie de registros policiales en su casa y oficina. Según la Fiscalía General de Estambul, Barım, dueña de la empresa de representación actoral ID Communication Consulting, está acusada de ordenar a los artistas representados por su agencia que se unieran a las protestas del Parque Gezi además de haber participado tanto en las manifestaciones como en la planificación de estas.

Halit Ergenc, uno de los llamados a testificar, es un actor famoso por su interpretación del sultán Soleiman en la serie Muhteşem Yüzyıl, conocida en español bajo el nombre de “El Sultán”, o su actuación como Onur en la serie Binbir Gece (Las mil y una noches) por sólo mencionar dos de sus trabajos más reputados a nivel internacional.

El sultán

Hay que recordar que las protestas del Parque Gezi han tenido un legado muy potente en Turquía. Por un lado significaron la articulación social de demandas y acciones de protesta de varios sectores sociales turcos que desafiaron abiertamente los designios de Recep Tayyip Erdoğan y su régimen, por otro lado el gobierno ha respondido con una larga, consistente y silenciosa purga de instituciones gubernamentales, académicas, mediáticas, económicas y políticas. Este desmantelamiento de la resistencia social turca a un régimen con un talante autoritario in crescendo ha tenido en las universidades turcas su principal víctima. Cientos de profesores y estudiantes turcos han partido al exilio ante la persecución política desatada contra ellos.

Una de las protestas del Parque Gezi en 2013

El régimen turco ha calificado constantemente a las protestas del Parque Gezi como un “complot para derrocar al gobierno” y, utilizando a su antojo al Poder Judicial del país, ha desatado una caza de brujas que tiene en el filántropo Osman Kavala su víctima más conocida. Kavala cumple una injusta cadena perpetua desde octubre de 2017 y es sólo uno de los cientos de prisioneros políticos que languidecen en las cárceles turcas pues figuras como los líderes kurdos Selahattin Demirtaş y Figen Yuksekdagdel ambos del Halkların Demokratik Partisi (Partido Democrático de los Pueblos) cumplen sentencias largas en prisión (42 y 30 años respectivamente).

Sólo un dato para dimensionar el grado de persecución política en Turquía. En 2022 el Consejo de Europa calculó en 303,945 los presos en las cárceles turcas de los cuales, por lo menos, 30 mil son prisioneros políticos (esto sin contar a los más de 25 mil detenidos sin juicio). Esto hace a Turquía el país de Europa con más presos dejando a Reino Unido (88,225), Polonia (71,874) y Francia (69,964) en segundo, tercer y cuarto lugar respectivamente.

Freedom House califica al régimen turco como “no libre” al obtener una calificación de 33/100 en libertades (nota compuesta por 17/40 en Derechos Políticos y 16/60 en libertades civiles). Si bien es cierto que Turquía ha dado refugio a algunas personas que huyen de represión de países cercanos es innegable que Erdoğan ha ordenado emplear sistemáticamente tácticas de represión transnacional (extradición, secuestro, vigilancia y hostigamiento) para intimidar y silenciar a sus opositores políticos residentes en muchos países de Europa así como en Canadá, Estados Unidos, África y Asia. Como menciona Freedom House: “La actual campaña de represión transnacional del Estado turco es notable por su intensidad, su alcance geográfico y la rapidez con la que se ha intensificado

Turquía desciende al autoritarismo de manera acelerada al contar por cientos los académicos, activistas políticos, periodistas y alcaldes electos democráticamente (en su gran mayoría kurdos) forzados al exilio y en muchos casos encarcelados bajo falsas acusaciones de terrorismo y que engrosan las ya alarmantes cifras de presos señalada anteriormente.

A esta lista de “enemigos” del régimen se suman ahora actores, directores y productores de cine como demuestra la detención de Barım, y las llamadas a testificar para Ergenç, Soysert, Günsür y Kocaoğlu que es una forma más de intimidación que usa el régimen al mandar un mensaje a la sociedad: si ellos, famosos actores no están seguros, tampoco ustedes.

La larga mano del dictador turco y su régimen continúan sofocando a la sociedad civil, la academia, el periodismo, el pensamiento político y ahora a la industria del cine y la televisión mientras los líderes y académicos del aún mundo democrático voltean a otro lado, guardan silencio y hacen negocios con Ankara, permitiendo que Turquía continúe impunemente no sólo su expansionismo y colonialismo en Chipre, Irak, Armenia, Nagorno Karabakh y en la Siria post Assad en donde su peón yihadista saudita Ahmed Huseín al-Sharaa gradualmente  instala un régimen ilegal e ilegítimo a la sociedad siria, sino al interior de Turquía en donde nadie, ni siquiera actores y productores de cine famosos, está a salvo de los caprichos del poder.

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