Conocidos como karamanlides, los cristianos ortodoxos griegos originarios de Anatolia central llaman la atención académica y turística por tener como lengua materna el turco y contar con leyendas y mitos fundacionales que, como en los casos de hemshins, batsbi, alevíes, yezidíes y dönmes que hemos analizado anteriormente, nos invitan a replantear nuestra aproximación a los grupos étnicos, religiosos y lingüísticos minoritarios del Medio Oriente y el Cáucaso.
Mujeres Karamanlides
Cuando se estudia Medio Oriente y Cáucaso trascendiendo y escapando de la retórica nacionalista y estatal que apunta a la unidad y cohesión nacional/estatal se comprende que ambas zonas son espacios territoriales heterogéneos y diversos en lo religioso, étnico y lingüístico y en dicho espacio las propias minorías tienden a la complejidad interna. En ese sentido, el caso de los karamanlides se suma a los grupos antes mencionados que nos invitan a reformular y repensar nuestra aproximación al estudio de las comunidades minoritarias de ambas zonas.
Este grupo étnico/religioso particular también recibe el nombre de Karamanlilar, Karamanli Turkleri, turcos karamanlies y cristianos ortodoxos turcófonos aunque ellos mismos se denominan “cristianos de Anatolia” y si bien hay poca producción académica sobre los karamanlides desde hace algunos años comienza a aparecer y organizarse un espacio universitario e intelectual interesado en dicho grupo étnico/religioso como lo demostró la Primera Conferencia Internacional en Estudios Karamanlies llevada a cabo en la ciudad de Nicosia en septiembre de 2008 y que apuntaba a crear un espacio de estudio y reflexión serio y profesional alejado de presiones políticas. Uno de los resultados tangibles de esta conferencia fue la publicación del libro “Cries and Whispers in Karamanlidika Books” que incluye los artículos de las presentaciones aparecidas en la conferencia.
El homeland de los Karamanlides
El origen de los karamanlides, griegos nativos de Anatolia que emplean un dialecto turco escrito en letras griegas, hunde sus orígenes alrededor del año 1071, año del inicio de la colonización turca de la Anatolia griega. En poco tiempo el control turco de la mayoría de la región cuajó e inició un proceso largo y complejo de turquificación de la población nativa pues, antes de la llegada turca, los habitantes hablaban y escribían en griego y pertenecían a la iglesia ortodoxa griega. En las crónicas turcas tempranas que se conservan se atestigua que el término que los invasores y colonizadores turcos utilizaban para referirse a la población nativa de Anatolia era “rum” término que significa romano y se vincula con las comunidades cristianas de la zona.
Entre las diversas y amplias comunidades cristianas ortodoxas muy pronto destacó una de habla turca, pero literatura escrita en griego y que se concentraba en ciudades como Karaman, Konya, Mersin, Nevşehir, Kayseri, entre otras y que fue identificada como karamanlides por viajeros otomanos del siglo XVII como Evliya Çelebi quien los describió en sus crónicas como “gente que tiene un acento turco, pero también usa palabras griegas y latinas”.
Hay dos teorías dominantes sobre el origen de los karamanlides, una de ellas apunta a que provienen de soldados turcos convertidos al cristianismo al ser contratados y asentados en Anatolia por los emperadores bizantinos. La segunda teoría sostiene que los karamanlides son los descendientes directos de griegos bizantinos que fueron incorporando el idioma turco gradualmente, aunque conservando el alfabeto griego para la escritura del idioma.
Danza tradicional karamanlide
Más allá de los mitos fundacionales karamanlides hay documentos de la época otomana que registran el término “ellik” utilizado por los musulmanes turcos para designar a la población griega de Karaman indicando el origen diferenciado y extranjero de dicha comunidad, además de libros de himnos y rezos utilizados por los karamanlides en sus ritos religiosos que atestiguan la existencia de esta comunidad étnico/religiosa diferenciada y su prevalencia en el tiempo.
Pelin Eksi, quien se especializa en el desarrollo de la literatura karamanlide, menciona que la primera referencia externa sobre los karamanlides fue la del viajero alemán Hans Dernschwam en 1555 quien denominó “Caramanos” a la población cristiana de habla turca que encontró en el barrio Yedikule (las siete torres) de Estambul. Eksi, profesora de la Universidad Gelisim de Estambul, afirma que el primer texto publicado por los karamanlides fue el Gülizar-ı İman-ı Mesihi (Jardín de rosas de las creencias mesiánicas) de 1718, una traducción al turco del original griego y en el que se establecen los principios básicos de la creencia cristiana ortodoxa griega. Las características lingüísticas de la literatura karamanlide aún es escasamente investigada y apenas se han iniciado los estudios académicos serios sobre esta minoría étnica/religiosa, pero todo apunta a que el idioma hablado por los karamanlides no se diferenciaba del turco otomano dominante hasta las reformas lingüísticas decretadas en 1928 por la República de Turquía y que decantaron en el turco moderno.
La existencia de los karamanlides se mantuvo relativamente estable en su zona original e incluso teniendo presencia en ciudades como Esmirna y Estambul hasta el polémico y coyuntural intercambio de poblaciones entre la naciente República de Turquía y Grecia en 1924 que alteraría no sólo la vida de muchos cristianos y musulmanes afectados por esta decisión sino marcaría un parteaguas en el Medio Oriente.
Monasterio cristiano en la zona de Karaman
Hay que recordar que las relaciones greco-turcas durante el periodo otomano tardío se tornaron violentas como resultado de los procesos nacionalistas que tienen su origen en la guerra de independencia griega de 1821 a 1830 y que colocaron a las comunidades cristianas y musulmanas en una situación de enfrentamiento, intolerancia y agresiones por lo que la decisión de realizar un intercambio poblacional en 1924 fue, en gran medida, una consecuencia de este proceso.
Las razones prácticas del intercambio poblacional se remontan a los años posteriores a 1915, fecha del clímax genocida otomano contra sus poblaciones cristianas (armenia, asiria y griega) y que se prolongaría hasta la fundación de la República de Turquía en 1923 y que alteró para siempre la presencia, vida, cultura e identidad cristiana en Anatolia. Parte de las negociaciones que llevaron al Tratado de Lausanne de 1923 se centraron en el futuro de los griegos (cristianos) en Turquía y los turcos (musulmanes) en Grecia y que, por un lado, desarraigó a más de dos millones de personas de sus hogares tradicionales y por otro generó complejos procesos de identificación e identidad tanto individual como colectiva en poblaciones cristianas de habla turca y musulmanas de habla griega.
En este punto hay que hacer notar que a diferencia de las demás comunidades cristianas griegas de Turquía que apoyaron a Grecia durante la guerra de independencia griega, los karamanlides fueron bastante indiferentes a los procesos identitarios nacionalistas griego y turco que se estaban gestando al calor de la armas e incluso buscaron diferenciarse de esas comunidades cristianas pro-Grecia.
La población karamanlide planteó la posibilidad de fundar una iglesia ortodoxa propia y separada totalmente de la iglesia ortodoxa griega por lo que en 1922 varios de los líderes religiosos karamanlides se reunirían en Kayseri contando con el apoyo del gobierno turco para anunciar la creación de la Iglesia Ortodoxa Turca. Para desgracia de los karamanlides un año después de la fundación de su iglesia separada, más de 200 mil karamanlides fueron expulsados de su homeland hacia Grecia a pesar de ser una comunidad turcohablante pues, bajo los términos de las negociaciones del intercambio poblacional, eran cristianos ortodoxos griegos y por lo tanto su lugar estaba en Grecia y no en Turquía.
El proceso de adaptación a Grecia fue muy difícil para la primera generación pues la comunicación con el resto de la población era imposible al desconocer el griego y además enfrentaron discriminación de los griegos que los llamaban despectivamente “turcos” o “semillas turcas”. Lo anterior provocó que los karamanlides que permanecieron en Grecia establecieran sus propias villas, barrios exclusivos al interior de las ciudades a los cuales nombraron en honor de sus lugares de origen en Anatolia, su añorado homeland, agregando el prefijo “nea” que significa nuevo. Además de la auto segregación espacial los karamanlides preservaron su idioma turco materno y sus costumbres culturales y religiosas. Esta situación comenzó a cambiar con la segunda y tercera generación que ya se han desenvuelto en un espacio greco hablante.
Algunos karamanlides lograron permanecer en la República de Turquía y son los antecesores de la comunidad actual mientras la gran mayoría siguió el camino hacia Grecia y de ahí a formar una diáspora ubicada en Europa y Estados Unidos lo que ha llevado a la reformulación de la identidad karamanlide en la diáspora misma que comienza a generar interés en los círculos académicos como lo demuestra el proyecto “The karamanlidika digital library project: Connecting karamanlides memories: The Karamanlidika Digital Library Project: Connecting Karamanlides Memories” iniciativa que busca recuperar, preservar y transmitir la herencia cultural karamanlide por medio de imágenes y fotografías de objetos culturales de esta minoría que desafía nuestras concepciones de lo griego y turco.