En vista de la influencia cada vez más divisoria y desestabilizadora de Turquía en el Medio Oriente, la mayor preocupación de la región para Occidente podría ser las tendencias islamistas florecientes del presidente Recep Tayyip Erdogan
Por: Mordechai Keidar
Para comprender el papel de Turquía en la amenaza de ISIS, proveniente de la Hermandad Musulmana, es necesario retroceder seis años.
2014 marcó el año en que ISIS se convirtió en una amenaza muy real para el Medio Oriente. En un año, el grupo logró apoderarse de un tercio de Irak y la mitad de Siria, con 200.000 combatientes bajo su control. ISIS rápidamente tuvo éxito en producir petróleo y venderlo como una importante fuente de ingresos. También logró asegurar un suministro constante de armas, municiones, vehículos y dispositivos de comunicación avanzados.
La capacidad de ISIS para convertirse en un estado funcional tan rápidamente se debe en gran parte a su relación con el presidente Erdogan en Turquía.
ISIS ha tenido fuertes conexiones con Turquía a lo largo de los años, ya sea a través de su industria petrolera o por su voluntad de proteger a los miembros buscados de la Hermandad Musulmana. Esta relación de «vecindad» fue esencial para el éxito de ISIS y continúa reflejándose en la toma de decisiones turca.
Turquía ha sido gobernada por Erdoğan desde 2002. Es un partidario vocal de la Hermandad Musulmana, un movimiento que busca establecer un califato islámico mundial que aplique la ley islámica sharia. La Hermandad Musulmana ha estado vinculada a muchas organizaciones islámicas fundamentales.
El presidente Erdogan no solo nunca lanzó ninguna operación antiterrorista para interrumpir las redes de ISIS o las actividades de reclutamiento, sino que también le brindó asistencia. Las contribuciones turcas al florecimiento de ISIS fueron más evidentes en estas áreas:
Dinero
En 2014, se informó que ISIS se había apoderado de los campos petroleros en Irak y Siria y producía grandes cantidades de petróleo crudo para vender, consolidando su control sobre los suministros de petróleo en la región. Se cree que transportaban el petróleo a Turquía en camiones cisterna, después de lo cual Turquía vendió el petróleo a otros países como si fuera de Irak y Siria y compartió algunas de las ganancias con ISIS. Estas exportaciones de petróleo se detuvieron en diciembre de 2015 luego de un bombardeo ruso de los petroleros, pero no antes de que ISIS hubiera recibido millones de exportaciones de petróleo a través de Turquía. Parece pertinente mencionar que la familia de Erdogan estaba personalmente involucrada en el negocio petrolero con ISIS.
Voluntarios
Miles de voluntarios musulmanes que se identificaron con los objetivos y métodos de ISIS fueron al Estado Islámico desde países musulmanes, Europa, América, África, Australia e incluso Israel. La gran mayoría llegó legalmente a Turquía y de allí se dirigió a Siria e Irak. Las autoridades turcas, que sabían que estas personas pasaban por Turquía en su camino para unirse a ISIS, no hicieron nada para detenerlo.
En junio de 2014, el ministro del interior turco, Muammar Guler, admitió que Hatay era un lugar estratégico para el cruce de muyahidines a Siria y que el apoyo logístico para los grupos islamistas se incrementaría en esa zona.
Táctica
Se ha informado ampliamente de que la Agencia de Inteligencia de Turquía envió armas ilegalmente a los yihadistas sirios. En agosto de 2014, un comandante de ISIS le dijo al Washington Post: «La mayoría de los combatientes que se unieron a nosotros al comienzo de la guerra llegaron a través de Turquía, al igual que nuestro equipo y suministros».
Turquía también permitió que las fuerzas de ISIS lanzaran ataques contra sus oponentes desde territorio turco. Las fuerzas de ISIS no podrían haber entrado o salido de Turquía libremente sin el consentimiento del gobierno turco. Los activistas anti-Assad informaron que ISIS los estaba atacando desde el interior de Turquía, y un alto funcionario egipcio indicó en octubre de 2014 que la inteligencia turca estaba pasando imágenes de satélite y otros datos a ISIS.
La renuencia de Erdogan a dar un paso atrás y denunciar los métodos de operación de ISIS ha llevado, en parte, a suponer que Turquía dejó de ayudar a ISIS no porque rechazara su ideología, sino por la presión ejercida sobre él por Rusia, Estados Unidos y Europa.
Con los crecientes paralelismos trazados entre el extremismo islamista de Turquía e Irán, y las repetidas críticas dirigidas al expresidente estadounidense Barack Obama por ser blando con las fuerzas islamistas en la región, Estados Unidos y la UE en particular tendrán un papel que desempeñar para decidir qué tipo de papel asumir en el Medio Oriente.
Hasta el día de hoy, Turquía está bajo la influencia de la doctrina de los Hermanos Musulmanes, que sustenta la continuidad de la existencia de ISIS y muestra una falta de preocupación en Ankara por los actos de violencia del grupo.
Dicho esto, a Erdogan le resulta cada vez más difícil esconderse detrás de su membresía en la OTAN mientras diseña una política exterior menos orientada a Occidente y más hostil a la UE y los Estados Unidos, muy lejos de las reformas políticas que alguna vez se prometieron para transición democrática en Turquía. Esto tendrá consecuencias para las relaciones regionales e internacionales del país, ya que se vuelve cada vez menos confiable como socio de seguridad, especialmente si elige trabajar cada vez más con quienes luchan contra Occidente.
Fuente: BESA Center