En esta transcripción editada de su conversación con el director de BICOM, Richard Pater, la vicepresidenta de investigación del Instituto de Democracia de Israel, la profesora Suzie Navot argumenta que las reformas judiciales propuestas por el bloque de derecha: la anulación por parte de la Knesset de la Corte Suprema, la inmunidad ejecutiva y el nombramiento de jueces – amenazan la democracia israelí y la ya frágil separación de poderes.
Israel es un país único cuando se trata de lidiar con los peligros del populismo y la erosión democrática. La constitución y estructura de Israel lo expone a estos peligros aún más que en cualquier otro país democrático, porque en otros países hay mecanismos, hay herramientas, que descentralizan el poder político.
En todos los países, hay controles y equilibrios entre los poderes. Tienes, con la excepción de dos o tres países, una constitución rígida. Tienes la división de la autoridad legislativa en dos cámaras. Tienes, en los países presidenciales, el derecho de veto, otorgado al presidente, de legislación, o de una estructura federal o de un sistema electoral regional. Y a veces, como en Europa, incluso la existencia de organizaciones y tribunales internacionales. Todas estas instituciones son parte de los controles y equilibrios (check and balances), y ninguna de estas existe en Israel. Entonces, somos únicos entre los países libres en no tener herramientas para la descentralización del poder político.
El problema más importante en Israel, especialmente después de estas elecciones, es el hecho de que, a diferencia de cualquier otro lugar del mundo, cualquier mayoría ordinaria en la Knesset puede promulgar, enmendar y eliminar cualquier Ley Básica, o cualquier ley, en una ley normal. El procedimiento puede requerir de tres votaciones, e incluso aprobarse dentro de un día. Lo que significa que los políticos en Israel, y sólo en Israel, tienen la posibilidad de cambiar las reglas constitucionales del juego en cualquier momento, entre el sistema de gobierno y la naturaleza de Israel. Todo lo que necesita es el número mágico de 61 porque no solo es el número mínimo necesario para formar un gobierno, una coalición, sino también todo lo que necesita para cambiar el arreglo constitucional de Israel, para cambiar la autoridad de la corte, el sistema de gobierno: para convertirse en un estado presidencial, o en una monarquía, en un estado no democrático, o para limitar o incluso suprimir cualquier derecho humano. Eso hace que Israel sea realmente muy vulnerable cuando hablamos de los peligros del populismo y el poder, o el poder absoluto, de la coalición gobernante.
La cláusula de anulación y los límites del poder ejecutivo
En Israel tenemos las Leyes Básicas que están por encima de las leyes normales; tienen rango constitucional. Pero son muy fáciles de modificar, por lo que no es exactamente una constitución similar a otros países del mundo. Por ejemplo, tenemos dos Leyes Básicas que se ocupan de los derechos humanos, pero los derechos humanos en las Leyes Básicas no son absolutos. La Knesset puede limitarlos o puede infringir los derechos según las necesidades del estado o los derechos de otros. Como en cualquier otro lugar, los derechos no son absolutos. Pero, para limitar estos derechos, las reglas son muy claras y han sido establecidas en las propias Leyes Básicas. Se dispone, por ejemplo, que la Knesset puede limitar los derechos humanos si esta limitación o infracción es proporcionada y tiene un propósito bueno o apropiado.
Estas han sido las reglas del juego durante treinta años. Entonces, si la Knesset quiere promulgar una ley que viole los derechos humanos o los limite de una manera muy extrema, por ejemplo, anular la privacidad o negar el derecho a salir a protestar en las calles, sería una ley inconstitucional, y la Corte Suprema puede revisarla judicialmente. En los últimos casi treinta años, una veintena de leyes, o principalmente secciones de ellas, han sido declaradas nulas o inconstitucionales por la Corte Suprema.
La Suprema Corte de Israel, en Jerusalén
La anulación del veto de la Corte (promovida por los políticos de la derecha, N. de R.) es una idea que copiamos de Canadá, y es una facultad que permite que la Knesset promulgue leyes que infrinjan los derechos humanos, incluso si estas leyes son desproporcionadas y tienen un propósito incorrecto. Según las propuestas actuales más extremas, si el tribunal declara nula una ley que infringe los derechos humanos de forma extrema o desproporcionada, entonces la Knesset, por mayoría de 61, podrá promulgarla nuevamente, porque esa es la voluntad de la mayoría. Puede sonar democrático para algunas personas, pero la democracia no es solo el gobierno de la mayoría, ¡definitivamente no! La democracia es también una protección efectiva de los derechos humanos, especialmente los derechos de las minorías. Y, por lo tanto, la regla de anulación en realidad tiene la intención de permitir que la Knesset tenga una potestad superior sobre nuestros derechos; los de la gente. Permitirá que nuestros derechos se limiten de forma desproporcionada: el derecho a la igualdad; libertad de expresión; tal vez el derecho de una mujer a su cuerpo; la libertad de religión o el derecho a la propiedad.
Esto es muy problemático porque incluso en los raros casos en los que el tribunal ejerce su poder de revisión judicial, si se aprueba esta cláusula de anulación, entonces la Knesset podría, con una mayoría de coalición normal de 61, volver a promulgar la ley, y seguirá vigente. Significa que una mayoría política siempre podrá negar a la minoría sus derechos. Y sabes lo que dijo Lord Acton: que el poder corrompe, y el poder absoluto corrompe absolutamente. Entonces, este es el problema de la cláusula de anulación.
Ahora, dicho esto, no estoy en contra. Creo que una cláusula de anulación puede ser adecuada para Israel en un contexto muy específico, como parte de la tarea de completar la constitución, un compromiso entre todos los sectores de la sociedad y un compromiso de que damos protección constitucional a nuestras instituciones: a la Knesset, a la Corte Suprema, al gobierno y, por supuesto, a los derechos y valores fundamentales del Estado. Por el momento, no sabemos en qué tipo de cláusula de anulación está pensando la nueva coalición, si sería una cláusula de anulación que formaría parte de la Ley Básica sobre la dignidad y la libertad humanas, o si sería una cláusula de anulación específica. Por lo tanto, actualmente no sabemos de qué están hablando cuando dicen querer una cláusula de anulación.
La revisión judicial de las leyes en Israel no está escrita en ninguna Ley Básica, sino que sigue una decisión monumental de la Corte Suprema en 1995. Desde entonces, la corte posee una poderosa revisión judicial, pero este poder se ha utilizado con moderación y con mucho cuidado en los últimos veinticinco años. Sólo una veintena de leyes han sido declaradas inconstitucionales. Pero si quieres buscar una sección de la ley donde diga que el tribunal puede revisar judicialmente las leyes y declararlas inconstitucionales, no la tenemos.
La Knesset ha estado tratando de promulgar una Ley Básica que se ocupa de la revisión judicial y del estado legal de las leyes básicas, el procedimiento para su promulgación, etc. desde 1975 sin resultados: la Ley Básica «faltante»: la Legislatura. En el último gobierno, el Ministro de Justicia (Gideon Saar) estableció una comisión pública, que representaba a los ocho partidos de la coalición, para preparar un borrador de esta Ley Básica e incluir una cláusula de anulación general. Tres de las partes involucradas decidieron enviar profesionales a la comisión en lugar de políticos. El Partido Laborista me pidió que participara en este comité y, por supuesto, acepté porque es como un sueño poder participar en la redacción de la Ley Básica más importante de Israel.
La Suprema Corte, por dentro
Pero nos encontramos con dos problemas. El primero es que no todos los partidos en la Knesset estaban representados, sólo los partidos de la coalición, por lo que era difícil hablar de un compromiso. El segundo problema fue que solo tuvimos cuatro sesiones y luego la Knesset decidió dispersarse. Así que ahora se acabó. Si se aprobara una Ley Básica de este tipo, tal vez sería adecuada una cláusula de anulación específica, pero sería un mecanismo que no se aplicaría a ciertos derechos básicos. Creo que no se puede atentar contra el núcleo de la dignidad humana, por ejemplo. No se puede limitar el derecho de acceso a los tribunales, el derecho al voto. Además, debe establecerse que la capacidad de anulación de la Knesset estaría limitada en el tiempo, por ejemplo, la ley que se aprobaría a través de la cláusula de anulación debe ser votada por una gran mayoría de diputados (80 por ejemplo) y esta ley ser válida sólo por cuatro o cinco años. Si estamos educando a una generación sobre la idea de la constitucionalidad, entonces podemos permitir la idea de una anulación, pero sólo durante un período de transición, tal vez durante los primeros 10 años después de completar la Constitución.
El sistema israelí en el contexto internacional
El de Israel es un sistema mixto y es muy distinto. Hasta 1980, los tribunales israelíes estaban obligados a seguir la ley dictada por los jueces británicos. Todo lo que sucedió en Gran Bretaña lo sabíamos, teníamos que aprenderlo y enseñarlo. Este artículo fue abolido en 1980, pero aún así, aún prevalece la costumbre de seguir la tradición británica y estadounidense. Y el estado de todo lo relacionado con la profesión legal es mucho más similar a Inglaterra o Estados Unidos que a Alemania o Francia. Ahora, la estructura de nuestro sistema legal está influenciada por el derecho consuetudinario, y no tenemos revisión judicial, como no la tuvo Gran Bretaña hasta la Ley de Derechos Humanos. Las decisiones judiciales aquí se consideran una fuente de derecho; precedentes vinculantes, como en Gran Bretaña. La estructura del poder judicial y las reglas de prueba y procedimiento son muy similares a los sistemas correspondientes en el common law. Pero todavía tenemos una mezcla de influencias y nos gusta copiar cosas de todo el mundo, incluso sin pensar en los resultados.
Tomamos la idea de la anulación de Canadá y ahora estamos hablando de la ley noruega de permitir que los ministros renuncien a la Knesset y nuevos diputados entren en su lugar. Teníamos un presupuesto semestral como en Bahrein, y estamos hablando de la ley francesa, que otorga inmunidad a un primer ministro en ejercicio. Esto es algo que a Israel le gusta mucho hacer: “vale, hagamos lo que ellos están haciendo”, sin pensar “¿realmente somos tan parecidos a Canadá? ¿Estamos realmente tan cerca de este sistema en Francia, de la cultura? ¿Somos realmente como los británicos, que tienen la cultura de “esto no se hace”? Pero esto es Israel, es un país único, y realmente tenemos una mezcla de influencias.
La inmunidad ejecutiva y el ritmo lento de los casos penales
El Partido Sionista Religioso (Tzionut Hadatit) quiere reiniciar el sistema legal, con varias ideas que suman algo muy similar a la legalización de la corrupción. Esto se debe a que no solo quieren borrar los delitos de fraude y abuso de confianza, sino también promulgar la “Ley francesa” que, si se aprueba, evitará la investigación o acusación de un Primer Ministro en funciones durante su mandato. También quieren ampliar la inmunidad parlamentaria y prohibir que el tribunal se ocupe de cualquier tipo de decisión relativa a la inmunidad. Entonces, en cierto modo, significa que no habrá igualdad ante la ley, lo que creo que es fatal para el estado de derecho.
Estoy de acuerdo en que el delito de abuso de confianza es muy vago. Si se lee el delito en la ley penal, dice que el servidor público que en el ejercicio de sus funciones cometiere un acto de defraudación o abuso de confianza que perjudique al público, será sancionado con tres meses de prisión. Eso es muy vago. Pero este delito es nuestra herramienta básica en la lucha contra la corrupción, porque significa que las figuras públicas y los servidores públicos no pueden obtener beneficios personales del cargo; que el poder que recibe del público, de nosotros, es para el bienestar del público y no para su propio beneficio. Por lo tanto, no deben actuar en un conflicto de intereses.
La Knesset
Hablamos constantemente sobre los problemas del sistema legal, pero el problema del sistema legal del que nadie habla es el tiempo que lleva un proceso penal en Israel, casos que estamos escuchando durante cinco, seis o siete años en los tribunales. La investigación contra Netanyahu comenzó en 2017 y la acusación se presentó en enero de 2020. Y ahora estamos en noviembre de 2022, casi tres años desde que se presentó la acusación, y estamos escuchando, creo, al vigésimo testigo de casi 300, que significa que todavía estamos al comienzo de la presentación de pruebas en el Tribunal de Distrito. Y, por supuesto, este caso puede ser apelado por ambas partes ante la Corte Suprema.
Esto es realmente un problema. El caso de Netanyahu, si continúa, podría durar al menos otros tres o cuatro años. ¿Qué tipo de justicia es si tienes un ciudadano que tiene una nube sobre su cabeza, una nube oscura de una acusación criminal, y tiene que esperar cinco, seis o siete años, y luego quizás ser declarado inocente? Este es el problema, pero las propuestas del partido Sionismo Religioso no lo abordan. Están lidiando con el poder: queremos más poder y queremos limitar el poder de la Corte Suprema.
Equilibrio en la designación de jueces del Tribunal Supremo
La Corte Suprema de Israel no es sólo la Corte Suprema de Justicia. El Tribunal Supremo se ocupa principalmente de las apelaciones de los Tribunales de Distrito, lo que significa que también es el Tribunal Penal de Apelación y el Tribunal Civil de Apelación del país. La composición del comité de selección del Tribunal Supremo busca el equilibrio.
Nota del editor: El comité actualmente está compuesto por un panel de nueve: cuatro políticos (dos del gobierno, dos de la oposición); dos miembros del Colegio de Abogados de Israel; y tres jueces de turno. Los defensores de la reforma proponen aumentar la cuota política.
Y el hecho de que se requiera una mayoría de siete sobre nueve suele conducir a un compromiso y a la selección consensuada de candidatos.
El equilibrio entre lo profesional y lo político es muy importante en Israel porque preserva la independencia de los jueces. Y en Israel, como dije antes, a diferencia de la mayoría de las democracias, el poder judicial es el único factor que restringe el poder del gobierno. A diferencia de la mayoría de las democracias, en Israel no existe un afianzamiento en la constitución de los diversos arreglos que garantizan el estatus independiente de los jueces, por ejemplo: su mandato, la fecha de su retiro, la forma en que son designados. Todo se puede cambiar con una mayoría simple en la Knesset. La Corte Suprema de Israel podría ser borrada por una Ley Básica regular que se apruebe por mayoría simple de dos contra uno, no necesita ni 61.
No creo que el método de selección del comité sea inusual y puede verse como parte de una tendencia mundial que se está moviendo hacia modelos de selección similares al modelo israelí, con miembros representativos de varias autoridades. Por ejemplo, muchos comités de nombramientos incluyen profesionales, o en consultoría con profesionales: en Gran Bretaña, Grecia, Canadá, Australia, Francia, Bélgica, Austria. En estos casos se necesita la cooperación entre las autoridades o una mayoría muy, muy grande y madura del parlamento, que no solo incluye al gobierno, sino también a la oposición.
Por lo tanto, creo que los cambios propuestos en la selección son una amenaza real para la independencia del poder judicial en Israel. Está aquí, como parte del plan de Sionismo Religioso, que en realidad significa que proponen borrar todo lo que es independiente, profesional y objetivo en el sistema público. Quieren que el sistema judicial sea suyo, de los políticos en el poder. Es muy problemático para Israel porque la Corte Suprema es la única rama, la última rama, con el poder de limitar el gobierno.
Traducción: Jorge Iacobsohn
Publicado originalmente en Fathom: https://fathomjournal.org/judicial-reform-and-the-implications-for-israeli-democracy/