Los recientes reveses políticos de Hamás son bien conocidos. La más castigada fue la caída del presidente egipcio y miembro de la Hermandad Musulmana Muhammad Morsi y su reemplazo por Abdel Fatah Sisi, quien destruyó la industria de los túneles sobre la cual Hamás obtuvo la mayoría de sus ingresos.
Autor: Hillel Frisch *
Ese retroceso fue empeorado por el intento de la Autoridad Palestina de negarle ingresos al Hamás mediante la reducción de los salarios de 70,000 empleados de la Autoridad Palestina en Gaza, con mucho, el mayor grupo de consumidores en la Franja. El objetivo de la AP era similar al de Sisi: generar menos ingresos fiscales para Hamás.
Ese retroceso fue empeorado por el intento de la Autoridad Palestina de negarle ingresos al Hamás mediante la reducción de los salarios de 70,000 empleados de la Autoridad Palestina en Gaza, con mucho, el mayor grupo de consumidores en la Franja. El objetivo de la AP era similar al de Sisi: generar menos ingresos fiscales para Hamás.
Sin embargo, la caída de la fortuna de Hamás no es solo política sino también práctica, como se puede ver en su enfoque del ejercicio del terrorismo. En la década de 1990 a través de la “intifada de al-Aqsa”, Hamás hizo uso letal del terrorismo suicida. Sus sustitutos desde entonces – disparo de cohetes, túnel y ahora el terrorismo de cometas – son cada vez menos efectivos.
La efectividad de los ataques suicidas por parte de Hamás y su aliada, la Yihad Islámica, en la “Intifada de al-Aqsa” puede medirse por el número de víctimas. En el transcurso de cuatro años, estas dos organizaciones fueron responsables de los asesinatos de 400 ciudadanos israelíes (y docenas de extranjeros), y Hamás fue responsable de la mayor parte del derramamiento de sangre.
La efectividad del bombardeo suicida no terminó ahí. Provocó la única contracción absoluta de la economía israelí desde el inicio del Estado, algo que ninguna guerra con los Estados árabes ha provocado jamás, incluida la guerra de independencia de un año y medio.
La efectividad del bombardeo suicida – de hecho, el fenómeno mismo – llegó a su fin luego de que Israel reingresó al Área A de la Autoridad Palestina en 2002. Desde entonces, el Área A ha estado sujeta a la penetración y arrestos diarios de posibles terroristas.
La destrucción de los santuarios que permitió a Hamás planear atentados suicidas, junto con el destrozo de su infraestructura humana a través de detenciones incesantes, redujo considerablemente las capacidades tanto de Hamás como de la Yihad Islámica.
Hamás respondió, al igual que la mayoría de las organizaciones violentas bajo tales circunstancias, buscando medios alternativos para herir al enemigo.
La disminución de los atentados suicidas fue seguida, a partir de 2004, por un espectacular aumento en los lanzamientos de misiles y cohetes. Hamás continuamente mejoró la carga útil y la distancia de sus misiles, tanto que en 2006, el número de israelíes directamente afectados por los misiles aumentó de 25,000 habitantes en las áreas inmediatas que limitan con Gaza a los cientos de miles que viven en ciudades importantes como Beer Sheva, Ashdod , Ashkelón, y más allá.
Por todos los sentimientos de terror que generó el lanzamiento de más de 14,000 misiles entre 2004 y 2014 (el fenómeno llegó a su fin después de la tercera batalla entre Hamás e Israel en el verano de 2014), el terrorismo de misiles no fue tan costoso para Israel como lo habían sido los atentados suicidas.
Los gastos militares como porcentaje del PIB y como porcentaje del gasto total del gobierno continuaron disminuyendo, mientras que en el apogeo de la “intifada de al-Aqsa”, se mantuvieron al mismo nivel.
El terrorismo de misiles fue mucho menos costoso en términos humanos también. Incluso si tomamos en cuenta todas las bajas de las tres rondas de enfrentamientos entre Israel y Hamás, la mortalidad suma aproximadamente 120, es decir, menos de un tercio del número de israelíes que murieron durante la ola de bombardeos suicidas. Nótese también que la ola de terrorismo con misiles y cohetes tuvo lugar durante diez años en comparación con la ola de bombardeo suicida, que duró cuatro.
Mientras que la efectividad del terrorismo suicida se redujo enormemente como resultado del castigo militar impuesto por las FDI y la Agencia de Seguridad de Israel, el terrorismo de misiles se hizo menos efectivo con el tiempo debido a los avances tecnológicos que negaron a Hamás la potencia de este medio de ataque.
El asociado investigador de BESA Uzi Rubin, en sus extensos estudios publicados por el Centro Begin-Sadat para Estudios Estratégicos sobre el sistema antimisiles “Iron Dome”, ha tramado la creciente efectividad de ese sistema a lo largo del tiempo. En la tercera ronda de 2014, solo dos de las 72 muertes durante los 55 días de combates se debieron a los lanzamientos de misiles.
Para entonces, Hamás había descubierto ya que los ataques vía túneles, inicialmente considerados como un complemento de su arsenal, deberían convertirse en un sustituto de los ataques con misiles.
Del mismo modo que el terrorismo con cohetes y misiles fue mucho menos efectivo que los ataques suicidas, también el terrorismo de túneles fue menos efectivo que ambos antes de que los desarrollos tecnológicos lo frustraran.
Tras la retirada israelí de Gaza, Hamás obtuvo éxitos en incursiones por los túneles en 2006 con el asesinato de dos soldados tanquistas israelíes y la captura de un tercero, a cambio del cual negoció “con éxito” la liberación de más de 1.000 terroristas palestinos en 2011. Sobre el curso de la campaña de 2014, Hamás utilizó túneles para sorprender a las fuerzas israelíes y logró matar a 11 de ellos en tres incidentes distintos.
Significativamente, nunca usó los túneles que había excavado en el territorio de Israel, en parte por temor a que Israel hubiera desarrollado los medios para vigilarlos y explotarlos. De hecho, Israel logró matar al menos a 12 terroristas de la Yihad Islámica en un túnel en octubre de 2017.
En cualquier caso, el costo para Israel del terrorismo de los túneles era solo una fracción de los costos del terrorismo de misiles.
Es en el contexto de su búsqueda interminable para encontrar sustitutos para las acciones terroristas que ya no son efectivas es que hay que comprender el surgimiento del fenómenos de los cometas de Hamás.
Aunque es demasiado pronto para decir de manera concluyente que este medio es el sustituto más pobre de todos los que le precedieron, parecería que se encontrará una solución antes de que sea letal en lugar de simplemente destructiva, como lo es en la actualidad.
Por supuesto, una solución tecnológica sería lo mejor, pero en su ausencia, serían bienvenidas algunas acciones de combate innovadoras contra los perpetradores.
Las Fuerzas de Defensa de Israel reaccionan cada vez más rápido a las innovaciones de sus enemigos. Ahora se enfrenta a una oportunidad de oro para demostrar que operar más allá de las líneas enemigas de maneras atrevidas e innovadoras no es solo un legado del pasado.
*El Prof. Hillel Frisch es profesor de estudios políticos y estudios del Medio Oriente en la Universidad Bar-Ilan y un investigador asociado principal en el Centro Begin-Sadat de Estudios Estratégicos.