El 17 septiembre salió publicado en el portal The Conversation el resultado de una encuesta realizada por Gerard Toal y Karina Korostelina a más de 1,800 ucranianos en entrevistas cara a cara que tenía como objetivo principal saber qué consideran una paz aceptable para su país de cara a la larga y sostenida agresión rusa que se extiende ya por más de ocho años.
Los ucranianos de la muestra fueron entrevistados en julio de 2022 con ayuda técnica del Instituto Internacional de Sociología de Kyiv. La mitad de la muestra la compusieron residentes locales de las localidades ucranianas de Dnipro, Zaporizhzhia y Poltava mientras que la otra mitad la conformaban personas internamente desplazadas por la agresión y guerra rusa contra Ucrania y que han encontrado refugio en los mismos pueblos mencionados.
Los resultados de esta encuesta, que pueden ser consultados aquí nos invitan, a aquellos que queremos una solución justa y efectiva, con garantías y seguridad para Ucrania, a incluir en nuestras reflexiones las voces de los mismos ucranianos, las que, increíblemente, han sido marginadas e invisibilizadas en las propuestas de paz que líderes mundiales han anunciado a los cuatro vientos y que ignoran no sólo la naturaleza de la agresión rusa a Ucrania sino a los ucranianos y ucranianas.
La encuesta, liderada por Toad, profesor de la Universidad de Virginia Tech y autor de libros como “Near Abroad: Putin, the West and the Contest for Ukraine and the Caucasus” y Karina Korostelina, profesora y directora del Programa de Prevención de Violencia y del Programa de Historia, Memoria y Conflicto en la Universidad de George Mason, arrojó tres tendencias clave:
- Tener un Estado fuerte que pueda defender su territorio.
- La mayoría rechazó hacer concesiones territoriales o de su autodeterminación.
- Cuando llegue el momento de las negociaciones los ucranianos confiarían más en sus líderes (principalmente su presidente Zelensky) que en un intermediario internacional.
El Presidente Zelensky y su gobierno han dejado claro que la victoria en el campo de batalla es su objetivo principal y lo han expresado desde el inicio de esta nueva agresión rusa a Ucrania.
Esa victoria implica no ceder ningún territorio (incluida la Crimea ocupada ilegalmente desde 2014) en cualquier eventual negociación de paz. Si bien la postura de los líderes ucranianos ha sido reproducida y visibilizada en los medios internacionales, las opiniones de los ucranianos y ucranianas han tendido a ser ignoradas y marginadas no sólo en los medios de comunicación sino también en la academia y es por eso que la encuesta realizada por Toad y Korostelina resulta una referencia obligada.
Otros resultados interesantes de la encuesta fueron que para un 52% el tener un país próspero y en paz es el objetivo principal mientras que la segunda mención fue tener un ejército poderoso y capaz de defender al país (33%). El ser un país capaz de tomar sus decisiones de manera independiente (30%), sin corrupción (26%) y parte de la Unión Europea (21%) fueron otras de las aspiraciones más mencionadas.
En cuanto a lo que sería aceptable en cualquier escenario de negociación de paz el 84% encontró “totalmente inaceptable” el que Ucrania perdiera el derecho a determinar su propio futuro. El que Ucrania concediera territorio a Rusia a cambio de un pago de un billón de dólares anuales a lo largo de una década (propuesta presentada por los entrevistadores) fue rechazado por un 83%.
Para el 81% de los entrevistados es inaceptable que Rusia controle el Donbás y Crimea y el mismo porcentaje opina que Ucrania debería proceder legalmente contra Rusia por los crímenes que ha cometido en su territorio a lo largo de ocho años. Un dato sorprendente fue que sólo el 46% de los encuestados encuentra “absolutamente inaceptable” el renunciar a las aspiraciones ucranianas de integrarse a la OTAN a cambio de la paz y un porcentaje similar a la Unión Europea.
Al integrar a voces de ucranianos y ucranianas que han vivido y sufrido la guerra y agresiones de Rusia en el debate y deliberación sobre el futuro, esta encuesta, que no pretende ser exhaustiva ni totalmente representativa, nos invita a repensar nuestro rol como observadores externos, intentar trascender los dogmas instalados por intereses políticos e ideológicos tanto en la reflexión y debate académico y político como en nuestros medios de comunicación que han tendido a dejar relegadas las voces de los habitantes de Ucrania en aras de opinar y proponer cualquier cosa como lo demuestra el indolente y absurdo plan presentado por el gobierno mexicano en Naciones Unidas que sólo permitiría que Rusia continúe su ilegal e inmoral ocupación y salga indemne e impune de su brutal agresión que busca terminar no sólo con el Estado ucraniano sino con la misma identidad nacional ucraniana.
Cualquier propuesta o plan de paz y resolución de este conflicto, si es honesto, debe partir de los deseos, reclamos y aspiraciones, así como el respeto al derecho internacional y soberanía e integridad territorial de la parte agredida, Ucrania, así como sanciones, obligación de reparaciones, monitoreo y control de la comunidad internacional del agresor, Rusia.
Es momento de repensar los paradigmas bajo los cuales los acuerdos y negociaciones sobre los conflictos y guerras que azotan Medio Oriente, Cáucaso y Asia Central se toman a espaldas y muchas veces en detrimento de las personas y comunidades que viven en dichos territorios y países afectados por las agresiones colonialistas e imperialistas de nuestro siglo XXI.