Yair Lapid firmando el acuerdo con el Líbano

Detrás de las negociaciones por el gas entre Líbano e Israel

Este artículo es el segundo en relación a los derechos que se disputan la zona económica marítima entre Israel, Chipre y el Líbano. En el primero me concentré en tratar de detallar los beneficios que un acuerdo de esta índole puede otorgar a las tres partes, también junto a la amenaza que representa para Israel.

Aquí explicaremos el acuerdo luego de ser firmado, intentando graficar los puntos de vista de Israel y su nuevo socio libanés, sintetizando cómo influyó e influye el mismo en la conducta política en el Medio Oriente, teniendo en cuenta los actores externos como organizaciones terroristas o países con intereses de la zona en cuestión.

Con un nuevo gobierno que enfrenta una de sus peores crisis económicas junto a los conflictos internos por ser un país que sufre los enfrentamientos internos de su dividida sociedad entre cristianos, musulmanes y entre estos últimos entre los chiítas y los sunitas, el Líbano debe de tener una cara para su política exterior y un compromiso con su población. Si bien muchos de nuestros lectores ya familiarizados con la realidad del Medio Oriente lo conocen y entienden, es importante dejar esto en claro para así poder entender el dilema que el gobierno libanés debe de enfrentar ante un acuerdo como el acordado con Israel.

Al principio Líbano se negó a dar el brazo a torcer en relación con sus derechos en la zona económica costa afuera bajo su autonomía, esto incluía un derecho total sobre lo extraído de ahí y sus ganancias. Viéndolo desde este punto de vista hay algo muy lógico en esto, pero no cuando no se tiene un control sobre el destino de las ganancias a un país que tiene una organización terrorista dentro de su parlamento, Hezbollah.

Es muy probable también que parte de su negativa conducta fue justamente para no crear más conflictos internos de los que ya tiene -como expliqué más arriba-, pero en realidad sus reclamos podrían haber beneficiado a Hezbollah y no al propio pueblo libanés.

Los intereses del Líbano

Entre Israel y Líbano se dividieron dos bloques, el Bloque 9 para Líbano y el Bloque 72 para Israel, de principio Líbano exigió que dentro de su terreno no exista un control sobre las empresas que perforen ahí, por lo cual se les podía haber otorgado una zona de perforación a empresas vinculadas con Irán, e Irán utilizar estas ganancias para desarrollar a sus aliados como Hezbollah.

Las áreas disputadas por Israel y Líbano

Las áreas disputadas por Israel y Líbano

En otras palabras, el Líbano vino con un pedido que hubiese solo aportado a Irán y este lo hubiese invertido en Hezbollah y otros movimientos quienes les están prestando servicio de proxy al gobierno iraní a través de los cuales La República Islámica fortalece sus posiciones no solo al norte de Israel, también en Siria y la Autoridad Palestina. De esta manera, las empresas que Líbano pretendía para abrir y explotar los campos de gas serían aquellas que “no estén sujetas a sanciones internacionales” (excluyendo de este modo a las sanciones estadounidenses contra las empresas iraníes para abrirles su paso).

El gobierno libanés intentó tapar con la absurda exigencia de que también empresas bajo sanciones puedan perforar en su territorio, bajo el pretexto de no dejar a ningún otro país decidir sobre su territorio.
El Líbano también exigió el derecho para perforar más al sur del bloque 9, o sea llegando hasta el borde 23 dentro del terreno israelí.

En cierta forma, la línea de los bordes debían tener forma de zig zag y no rectas, de modo que el lado libanés puede “traspasar” algún borde para extraer el gas natural del lado israelí, con la intención además de negar compartir las ganancias con Israel.

Israel no iba a dejarse caer por esa trampa, por lo cual el Primer Ministro israelí Yair Lapid negó todo tipo de cooperación hasta que se discutan estos puntos claramente. Israel no iba a entrar a un acuerdo el cual compartiría sus aguas territoriales para la ganancia libanesa, ni menos dejar que la influencia de Irán llegase a poner en peligro su seguridad y economía.

El mensaje amenazante de Hezbollah

A principios del pasado julio llegaron a la zona económica marítima israelí dos drones no armados pero sí con cámaras para tomar fotos de información del área, estos drones de alta calidad fueron enviados por Hezbollah y patrocinados por Irán. Si bien los drones fueron eliminados por el ejército israelí, esto no quita la preocupación a tener en cuenta que Hezbollah tiene alcance al área israelí y la próxima vez podrían los drones estar armados, como lo que utilizan en Yemen los hutíes contra Arabia Saudita. Y como es sabido, los mismos hutíes trabajan de proxies a favor y con el apoyo de Irán.

Esta provocadora muestra de poder no solo es una manera más de amenazar a Israel, tenemos que fijarnos más allá de eso, Hezbollah ya no tiene la popularidad de antes según vimos en las últimas elecciones donde perdió un gran número de escaños en el parlamento. Por lo tanto, tenemos que observar la movida política que la organización está realizando y no solo concentrarnos en la amenaza que representa.
El mensaje de Hezbollah se compone de una amenaza hacia Israel (como defensora patriótica del Líbano, con el envío de esos drones) y de un mensaje a los ciudadanos del Líbano de que garantizará la protección de los yacimientos de gas del país dentro de su área económica (supuestamente contra el “robo” de Israel).

Nasrallah advierte a Israel en su discurso la semana pasada

Nasrallah advierte a Israel en su discurso la semana pasada

Hezbollah envía un mensaje de advertencia a Israel de la capacidad operativa para evitar que Israel produzca gas y petróleo dentro de su área económica. También podemos agregar que está tratando de mostrar a Israel y EE.UU. que la organización no está en peligro debido a los problemas políticos y económicos dentro del Líbano y, por lo tanto, hizo una «flexión de músculos» para que su posición sea tomada en cuenta.

Hezbollah actúa de forma independiente sin tener en cuenta el sistema político libanés paralizado para fortalecer su posición en la calle libanesa, pero al final entiende que también es de interés libanés extraer gas y petróleo de los campos de gas en las aguas económicas del Líbano. Un enfrentamiento de carácter militar también dañará los intereses del Líbano, que sufre una aguda crisis energética y falta de alimentos y medicinas.

Hamas también asoma su cabeza

Nuestro gas es nuestro derecho

«Nuestro gas es nuestro derecho»

En la Franja de Gaza se preparan para una actividad de protesta naval para presionar a Israel a que levante el bloqueo y obtenga su derecho a extraer gas natural de las reservas de gas costa afuera de Gaza.

Aprovechando el descontento tras las eternas elecciones pospuestas de la Autoridad Palestina, la organización terrorista Hamas encontró una excusa más para apuntar contra Israel y alimentar a su población con el odio, esta vez con el lema, «nuestro gas es nuestro derecho».

Sohail Alhindi, miembro del buró político de Hamas, dijo en una ceremonia: «Protegeremos nuestro gas con sangre y armas«.

 

El Gasoducto Árabe como estrategia política contra Irán

El Medio Oriente está dividido en dos campos controlados por las ramas del Islam mas importantes, la Chiia y la Suna, el resto de los musulmanes pueden pertenecer a otras pero de alguna manera según la situación se encolumnan en una de estas dos tendencias religiosas.

En los últimos 20 años, la rivalidad entre estas dos ramas de la religión ha crecido, y esto es el resultado del fortalecimiento de Irán dentro del Medio Oriente como también en otras partes del mundo occidental. Esto se refleja en la actividad imperialista de Irán no sólo en la región del Medio Oriente, sino también en el tercer mundo, zona que las potencias han tratado con negligencia y como consecuencia, contiene países que son aliados del régimen teocrático radical.

Dentro de Medio Oriente el Líbano podría ser el país que más sufre este conflicto de las ramas religiosas del Islam, sobre todo porque se manifiestan en la composición demográfica de su país.  La diferencia en el Líbano a otros países es que contiene a la organización terrorista Hezbollah que actúa como un partido legal representando a la comunidad chiíta y sirve a las órdenes de Irán, país al cual responden. De este modo, la teocracia chiita puede infiltrarse en muchas zonas para concretar sus nefastos objetivos.

Frente a esta realidad, los países opositores a Irán intentan algunas estrategias para amortiguar la creciente influencia iraní en la zona, apostando al sector energético.

La oferta de gas está despertando mucho interés para romper dependencias de una u otra potencia. Se decidió entre Egipto, Jordania y Siria crear un Gasoducto (denominado Gasoducto Árabe) con el objetivo de proveer gas al Líbano y que éste país no siga dependiendo de Irán para mantener su energía.

El gas natural fluirá de Egipto al Líbano (a Trípoli) a través del gasoducto árabe. El gasoducto en cuestión es un gasoducto terrestre (la pequeña parte del cual es submarino), con una longitud total de 1200 km, destinado a la exportación de gas natural desde Egipto a Jordania, Siria y de ahí al Líbano, pero no pasará por suelo iraní. La idea es llegar a producir 450 megavatios de electricidad y la financiación para el proyecto será probablemente a través del Banco Mundial.

Este gasoducto no está relacionado con el yacimiento marítimo en cuestión que comparte el Líbano con Israel, pero Israel ya declaró que ve esto como un gran logro, una confluencia de intereses, que puede contribuir a frenar, aunque sea de manera limitada, la dependencia del Líbano de Irán.

El interés de este proyecto en el resto de los países involucrados

Egipto

Egipto está estableciendo su posición como un centro energético regional, una posición que se fortaleció con el establecimiento del foro regional del gas, y ahora recibirá una expresión político-estratégica-económica tangible (incluso si no es un acuerdo económico muy significativo), si es que se realiza.

Jordania

El rey Abdullah planteó la idea al presidente Biden, según varios informes, durante su última visita a Washington. La ubicación estratégica de Jordania en este contexto ilustrará su centralidad, en circunstancias que son más necesarias que nunca para la casa real hachemita.

Siria

Siria ve esto como una oportunidad de oro para fortalecer la legitimidad del régimen de Assad en términos de la arena regional e internacional. Lo mismo ocurre con la arena libanesa. De hecho, puede crear cierta distancia para Damasco contra Teherán, pero no es un desafío que no pueda enfrentar.

Rusia, siendo un país con intereses en la zona, puede que no esté entusiasmada con el éxito de este proyecto, menos aún si el mismo está apoyado en parte por los Estados Unidos. Pero el mensaje subyacente de fortalecer el régimen de Assad lo compensa. Presumiblemente, también para Rusia es deseable una cierta contención de la política exterior iraní en la región.

Este gasoducto no es parte del proyecto en cooperación con Israel, pero sí le favorece. Estamos hablando aquí de una unión de intereses donde se está creando un bloque energético anti iraní, en el cual no quedaría otra opción que apoyar la iniciativa e incluso ser parte del bloque mismo ya que comparten el mismo enemigo. El proyecto, si se concreta, ayudará a amortiguar la influencia de Irán en el Líbano y la zona en general, incluso contribuiría a evitar que Hezbollah se fortalezca.

Una vez teniendo en cuenta esta posibilidad de un bloque anti-iraní, podemos entender bajo una nueva luz la importancia de que Israel acepte llegar a un acuerdo con Líbano. Si bien los israelíes no aceptaron de principio las exageradas exigencias libanesas, al final se logró llegar a un acuerdo, lo que nos lleva al siguiente y último  tema a analizar y aclarar: ¿qué llevó a ambos a firmar el acuerdo?.

Israel y el Líbano firman un acuerdo en sus áreas económicas marítimas

Israel no iba a estar dispuesto a firmar un acuerdo que ponga en peligro su propia seguridad. Pero lo que no se explicita es la otra cara de la moneda: el Líbano también tiene interés en detener la influencia iraní dentro de su país, por lo que no le quedó otra opción que alinear su interés junto al interés israelí.

Se llegó al siguiente acuerdo: el Bloque 9 será desarrollado por el Líbano y las empresas que perforarán allí, no están relacionadas con Irán ni están bajo sanciones, darán a Israel una compensación financiera por la parte del campo de yacimiento que se encuentra en su territorio.

Detalle de la disputa según el ejército libanés

Detalle de la disputa según el ejército libanés

Según el diario pro sirio Al-Akhbar, en el acuerdo se determinó que Israel no tiene la intención de oponerse a ninguna medida adoptada para desarrollar el campo en el área al norte de la línea 23, la línea que, según el proyecto acordado, marcará la frontera marítima entre los dos países.

Esto confirma que el acuerdo final no siguió la exigencia del Líbano de corregir la redacción a “Israel no se opone y no se opondrá”. Tampoco adoptó el énfasis libanés de que «no es posible que el acuerdo entre Líbano y las empresas que desarrollarán el yacimiento dependa de ningún acuerdo previo entre estas empresas e Israel”.