El conflicto entre Israel y Líbano resulta ser un peso bastante grande para las dos partes. Tengamos en cuenta que para Israel el problema no se refirió a sus gobernantes o civiles libaneses, mucho menos a su ejército con el cual más de una vez se cooperó para combatir la organización terrorista Hezbolla. La cuestión es que en el Medio Oriente los asuntos de ideología pueden ser más importantes que los económicos, y la influencia iraní, a través del Hezbolla en la zona, en especial al sur del Líbano, intervino mucho en la opinión popular hasta el punto que el Hezbolla, por su traducción “El partido de Dios”, es una representación oficial de la rama islámica Chiita en el parlamento libanés desde 1993.
Esta interferencia iraní afectó las relaciones entre Líbano e Israel. Frente al actual problema acerca de la disputa en el instante de decidir sobre las áreas económicas compartidas, costa afuera, Líbano muestra una postura más hostil, siendo este un momento cumbre para el desarrollo de las relaciones justo cuando se encuentra en la zona un gran yacimiento de gas natural.
La amenaza existente
Desde el punto de vista israelí existe la amenaza por parte de Irán; este podría utilizar a Hamas para atacar las instalaciones en la Franja de Gaza. Frente a esta posibilidad se está apelando a Egipto para que intervenga y lo impida, remarcándole a su vez a Hamas que en el caso que el ataque se llevara a cabo, se cortaría el resto del apoyo económico que en parte ya se canceló por los últimos atentados realizados por palestinos en terreno israelí. Un atentado contra las instalaciones podría afectar el suministro de gas a Egipto.
Lanchas de Hamas interceptadas por el ejército israelí
De todos modos se debe estar atentos, considerando que Hamas hasta el momento no ha firmado acuerdo alguno con Israel que lo comprometa a no atentar contra las instalaciones. Hamas con la ayuda de Irán cuenta con lanchas rápidas que pueden transportar hasta 50 kilogramos de explosivos que están dirigidos a dispositivos GPS y pueden llevar a cabo atentados suicidas precisos contra objetivos en medio del mar, tal como lo hacen los rebeldes hutíes en Yemen.
Un momento, una oportunidad que no se puede dejar pasar
Israel y Líbano comparten la zona económica del mar Mediterráneo. Esto, sin dudas, creó un conflicto más desde el momento que se encontraron los grandes yacimientos de gas natural costa afuera. Dentro del terreno perteneciente a Israel ya se empezó a perforar para extraerlo y comercializarlo a través de tuberías que conectan entre Jordania, Egipto y Europa, donde según la situación actual crea una gran oportunidad para los tres países relevantes (Israel, Jordania y Egipto) con poder sobre las aguas económicas.
Mapa de la disputa territorial marítima entre Líbano e Israel
Se estima que se encontró incluído con el terreno perteneciente a Israel 10,8 TCM (billones de metros cúbicos) es decir el 5 % de las reservas de gas mundial. Israel participa con unos 900 BCM (mil millones de metros cúbicos) y un potencial de alcanzar los 3.000 BCM. La realidad naciente coloca a Israel como un jugador importante en el mercado energético y una clave fundamental para la economía europea que consume gas importado de Rusia del cual hoy se buscan alternativas. Ahora esa dependencia podría cambiar con Israel y sus colegas del mar Mediterráneo, quienes se verán beneficiados con esta oportunidad de diversificar sus relaciones diplomáticas con Europa.
Israel y Líbano renuevan las negociaciones
Aunque aun no se llegó a un acuerdo, la semana pasada se renovaron las conversaciones entre Israel y Líbano con Estados Unidos como mediador. Si bien nos suena como algo positivo, todavía estamos lejos de ver una solución. El Líbano vive una gran presión por parte de Hezbolla al mismo tiempo que se enfrenta a una de sus peores crisis económicas.
La postura libanesa es dura y firme contra Israel ya que no puede hacer una propaganda amistosa con el estado sionista. Por otra parte comprende la necesidad de llegar a una acuerdo, aunque sus pedidos son demasiados en el momento de hablar sobre los derechos en el área de sus aguas económicas. Si el terreno se mide en líneas horizontales, como respuesta Israel ofrece que el terreno se comparta con bordes en forma de «S» y así facilitar la cooperación entre los dos países. Hasta el momento el Líbano rechazó esta propuesta y no se ve muy claro cómo continuarán las conversaciones. Es necesario entender que un acuerdo entre los dos países podría influenciar de manera muy positiva en sus economías y su status internacional.