En esta ocasión entrevistamos al profesor Stephan Sberro, destacado internacionalista y ex jefe del departamento de Estudios Internacionales del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) sobre el ataque terrorista de Hamas contra civiles israelíes, la reacción de Israel y las posibilidades a futuro.
OMN.- Muchas gracias, Stephan, por platicar con nosotros. Para iniciar nos gustaría contar con un marco histórico/político sobre el enfrentamiento entre Hamas e Israel. ¿Cuál es la postura de Hamas con relación a Israel y el futuro Estado palestino?
Stephan Sberro.- La masacre perpetrada por Hamas es la concretización de la idea fundamental de la organización terrorista: desaparecer a Israel del mapa y eliminar a sus habitantes.
Este objetivo estaba inscrito en su Carta fundacional de 1988, cuando se creó un año después de la primera Intifada, la rebelión de la juventud palestina que reflejó el hastío ante la ocupación israelí.
Pero también el fracaso de la Organización de Liberalización de Palestina, la OLP, cuyo partido principal era el Fatah, de Yasser Arafat, y del actual presidente de la Autoridad Palestina quien oficialmente gobierna a los palestinos. En realidad el objetivo del Hamas no es la constitución de un Estado Palestino independiente sino un gobierno islamista para el conjunto de la ummah, comunidad a la cual pertenecerían los árabes de Palestina.
Con este objetivo Israel es, y será siempre, ilegítimo en la región. Así, una de las citas que abre el texto, atribuida al egipcio Hassan el-Banna, fundador de los Hermanos Musulmanes, es explícita: “Israel existe y seguirá existiendo hasta que el Islam lo derogue como derogó lo que le precedió”. Como lo recalca el artículo 11 de la Carta, es ilegal, según los preceptos del Islam, abandonar una tierra que una vez ha sido islámica. Ningún político tiene derecho a tomar tal iniciativa. Su artículo 7 pregona directamente el Yihad, la guerra santa contra la “entidad sionista” y retoma textos abiertamente antisemitas como el “protocolo de los sabios de Sion”, un falso texto difundido por la policía del Zar para fomentar el antisemitismo en Rusia y desviar la atención de los verdaderos problemas en su imperio decadente. Su artículo 22 reitera teorías complotistas y antisemitas.
Los dirigentes del movimiento han aparentado distanciarse de la Carta; No la publican en su sitio oficial. En 2017 ha redactado un documento adicional a la Carta, pero no abandona el objetivo de borrar Israel del mapa. Si bien afirma que regresar a las fronteras de 1967 es un “consenso nacional”, sin decir qué quiere decir “consenso”. Así deja claro que el regreso a las fronteras de 1967 sólo puede ser provisional. Precisa además que exige el retorno de los refugiados a sus lugares de origen, lo que significaría también el fin de Israel.
En resumen, Hamas nunca ha renunciado a su antisemitismo, a la destrucción de Israel y de sus habitantes judíos por medio de la lucha armada. Rechazó los acuerdos de Oslo y cualquier acuerdo ulterior de paz con Israel.
Cuando Israel se retiró unilateralmente de la Franja de Gaza en 2005, lo que facilitó la victoria electoral de Hamas en 2006, hubiera podido aprovechar la oportunidad de construir un Estado palestino, aun con la esperanza de ampliarlo después. En realidad hizo todo lo contrario. Declaró su intención de seguir la lucha contra Israel, provocando un bloqueo de este país y de Egipto, su otro vecino, y entró en una guerra civil con la OLP que seguía dominando la Autoridad palestina en Cisjordania.
Acabó poco a poco con todas las libertades en la Franja, imponiendo las reglas islámicas y prohibiendo elecciones después de las que ganó. Invirtió el dinero vertido por las monarquías del Golfo e Irán en armas. Inició cinco guerras con Israel, todas perdidas después de destrucciones masivas. En breve, en 17 años, aniquiló la posibilidad de un Estado palestino y arruinó la vida de sus habitantes.
La invocación por algunos especialistas supuestamente objetivos de un cambio hacia una mayor moderación de la organización es por ende una distorsión de los textos.
Hay que tomar en serio lo que escribe Hamas, sobre todo cuando desde el 7 de octubre lo intenta poner en práctica de la manera más sangrienta posible.
En estas condiciones, no existe la menor posibilidad de un acuerdo entre la organización terrorista y el Estado de Israel. Si bien es cierto que el país ha parecido a veces acomodarse de ella, era sobre todo para dividir a los palestinos. Esta estrategia cortoplacista significaba jugar con fuego y demostró con las masacres de Hamas la amplitud del error cometido, en particular por los gobiernos de derecha de Benjamín Netanyahu.
OMN.- Este ataque sin precedente que desató Hamás contra Israel se da en un marco social específico israelí. Las protestas contra la reforma judicial y el gabinete de gobierno de Netanyahu deben ser analizados en ese sentido. ¿Cuál es tu opinión sobre el clima social en Israel previo a la agresión de Hamás y qué características tiene el actual gabinete israelí?
SS.- El partido de Netanyahu, el Likud, es el partido principal de la coalición de cinco partidos que gracias a una mayoría de 64 diputados sobre 120 domina la Knesset, el parlamento unicameral del país.
El sistema proporcional casi integral impide prácticamente a un solo partido o dos dominar el parlamento y obliga a coaliciones. Desesperado por obtener la mayoría para regresar y mantenerse al poder y evitar ser perseguido en 4 procesos por corrupción, Netanyahu se alió con cuatro partidos, dos religiosos y dos nacionalistas religiosos aunque no compartía la mayoría de sus ideas.
Únicos puntos comunes: ser de derecha y rechazar la idea de un Estado palestino sobre partes de Cisjordania. El argumento principal del Likud era precisamente reforzar la seguridad del país frente a las amenazas exteriores e interiores.
Para atraer a estos partidos también prometió multiplicar los asentamientos israelíes en Cisjordania (Judea Samaria para los israelíes) y dar más fondos para las escuelas de los religiosos, manteniendo su exención del servicio militar obligatorio.
Priorizó otro punto de su agenda, la reforma de la justicia para debilitar al Tribunal Supremo, único contrapeso a la Knesset, junto con la sociedad civil, en un país que no tiene constitución. Viniendo además de un primer ministro, quien como varios de los miembros de su gobierno, tuvo y tiene problemas con la justicia, esto hizo sonar una alarma. Una gran parte de la población se preocupó del peligro potencial para la democracia y empezó a salir a las calles. Esa movilización masiva de cada sábado duró nueve meses y sólo ha sido interrumpida por las masacres de Hamas del sábado 7 de octubre. De todas maneras, ya se tuvo que abandonar la reforma judicial para formar un gabinete de emergencia, en el cual no participa ninguno de los cuatro partidos aliados de Netanyahu.
OMN.- Hamás, que no reconoce a Israel y llama a su destrucción, tiene relaciones cercanas con el régimen de Teherán. ¿Este ataque, meticulosamente planeado, está relacionado con las negociaciones entre Israel y Arabia Saudita para normalizar las relaciones bilaterales? Explícanos un poco al respecto.
SS.- Los mismos líderes de Hamas declaran que se tardaron dos años en preparar la operación, o sea antes del espectacular acercamiento entre Arabia Saudita e Israel. Sería por ende lógico decir que la masacre fue una iniciativa de Hamas, para defender los intereses de los palestinos, independiente de consideraciones geopolíticas regionales.
Putin y su aliado el ayatollah Khamenei
Existen razones sólidas para hablar de una intervención de Teherán. La masacre sólo sirve a dos actores, Irán (y Rusia). Irán mantiene relaciones estrechas con el grupo terrorista.
Antes de Arabia Saudita, Israel ya logró establecer excelentes relaciones con Bahrain y los Emiratos Árabes Unidos. Eso preocupa a Teherán que busca poner a los nuevos aliados en una posición difícil. Le da dinero, armas y formación de sus cuadros militares a Hamas. Todo esto está comprobado y publicado. Varios buques de armas fueron interceptados antes de llegar a Gaza.
Finalmente, tanto Teherán como Hamas mismo exhiben constantemente su alianza. Tienen reuniones públicas en Beirut, donde afirman su deseo de borrar Israel del mapa. Una vez más, cuando terroristas o criminales escriben y emiten amenazas hay que creerlas y tomarlas en serio.
Más generalmente, Teherán intenta mantener un cerco alrededor de Israel. Hay dos vecinos del Estado judío mantienen acuerdos de paz y relaciones estratégicas con él, Egipto y Jordania. Pero Irán controla y domina Líbano, a través del Hezbollah y también influye fuertemente en Siria. Después de haber activado una guerra en Gaza, puede decidir activar una guerra en el Norte de Israel, gracias a Hezbollah. Tiene menos palancas para actuar en Cisjordania y crear un tercer frente, pero este también podría aparecer, esta vez sí como resultado de la situación palestina y no exclusivamente para responder a los intereses de Irán.
OMN.- La falla de inteligencia israelí recuerda a aquella que tuvo al inicio de la Guerra de Yom Kipur de 1973. ¿Cuál es tu reflexión sobre este error de la inteligencia israelí y qué consecuencias puede tener en los altos mandos?
SS.- No cabe duda de que se cometieron errores graves de inteligencia y militares: Serán examinados en su momento. Pero la responsabilidad principal recae en los políticos que toman las decisiones finales. No sabremos nunca de qué información disponía o no el gobierno por parte de sus servicios secretos y de su ejército. Los que han podido hablar, los ex mandos israelíes, manifestaban constantemente su alarma, mientras el mismo ministro de defensa Yoav Gallant fue dimitido y luego reinstalado bajo la presión popular, precisamente por haber dicho que la política del gobierno era peligrosa para la seguridad de Israel. Se trataba de uno de los pocos ministros serios del gobierno de Netanyahu, conformado de principiantes y novatos y no guiados por los intereses del país sino por su ideología nacionalista, religiosa, creando polémicas constantes, dentro y fuera del país, por sus declaraciones racistas y homofóbicas.
El gobierno egipcio también afirma haber avisado directamente Netanyahu que algo grave se tramaba en Gaza, afirmación confirmada por senadores estadounidenses, a pesar de las negaciones de Netanyahu. Hay que recordar que también fue un espía egipcio quien avisó al gobierno Israelí de la inminencia de la invasión egipcia en 1973, sin que el gobierno de la época lo tomara en cuenta.
Mencionamos anteriormente cómo este gobierno de Netanyahu redistribuyó fondos y atención para una mayor presencia en Judea Samaria. Eso a su vez propició más violencia entre judíos y árabes, lo que implicó enviar batallones normalmente adscritos al control de Gaza. Las protestas de la sociedad civil y los procesos judiciales también dispersaron la atención de un gobierno que confió demasiado en la buena voluntad que pretendía mostrar Hamás, porque así le convenía. Con tanta ineptitud, aun si hubo informes de la situación, y parece que sí los hubo, al menos por parte de los aliados egipcio y estadounidense, no iban a ser tomados en cuenta.
Habrá probablemente comisiones de investigaciones y las responsabilidades quedarán fincadas. Netanyahu no tendrá ni siquiera la excusa de la inexperiencia o de haber heredado una situación difícil o inmanejable pues él ha gobernado por los 13 últimos años con sólo un año de interrupción en 2022.
OMN.- Algunos sostienen que los palestinos, al ser la parte débil del conflicto, pueden secuestrar y asesinar intencionalmente a civiles ¿Qué dice el Derecho Internacional al respecto?
SS.- No existe tal posibilidad en el derecho internacional a favor de una parte supuestamente más débil. Tan es así que Hamas ya fue acusado de crímenes de guerra y lo será nuevamente si se presenta una queja ante el Tribunal Penal Internacional.
Fotos de los rehenes secuestrados por Hamás, Tel Aviv
La cuestión del derecho internacional es delicada y controvertida. Es muy distinta del derecho en general donde existe la manera de obligar a las partes a aplicarlo, independientemente del equilibrio de fuerzas entre las partes. Así que desde el punto de vista de un internacionalista, son debates intelectuales que carecen de relevancia en el Medio Oriente.
Todas las partes involucradas en el conflicto israelí-palestino, y en los demás conflictos de la región, Israel, los palestinos, los países árabes, Irán, Turquía y sus aliados, Rusia, Estados Unidos, China violan constantemente este derecho, y sólo lo invocan cuando corresponde a sus valores propios e intereses.
OMN- Como internacionalista ¿Cuál es tu opinión de la reacción de los países árabes, Turquía a esta situación? ¿Cuáles pueden ser las consecuencias en el plano regional?
SS.- Con mucho retraso, los gobiernos de la región empiezan a reaccionar. Como siempre sus declaraciones no implicarán ninguna reacción concreta, y serán, sobre todo, para uso interno de su opinión pública, sobre todo cuando se multipliquen las muertes de árabes de Gaza. Pero poco les importa en los hechos estas opiniones públicas, pues en ningún país de la región existen elecciones libres y transparentes.
Turquía tiene reacciones erráticas. Su dirigente, Erdogan acoge a dirigentes de Hamas pero se pronuncia contra el terrorismo en general y el terrorismo kurdo en particular. No rompió con Israel y mantiene buenas relaciones comerciales.
Netanyahu debía efectuar un viaje a Estambul, que tuvo que ser cancelado. Así que Turquía no es un socio confiable para nadie pero nutre la esperanza de ser un útil mediador en su momento.
Finalmente, el único país realmente activo en esta guerra es Irán, y es lógico pues lo atisbó, si no es que lo provocó. Una intervención de Hezbollah sería también totalmente teleguiada desde Teherán que arma y financia masivamente el movimiento desde hace décadas.
Es el estado de las fuerzas en la actualidad, y sólo se podrá hacer una evaluación de los cambios geopolíticos una vez la guerra contra Hamas esté terminada y sus resultados sean conocidos.
OMN.- No se puede evitar hablar de la ocupación israelí y los efectos sociales y políticos que tiene ¿Cuál es tu opinión sobre el tema y qué procesos pueden retomarse con el objetivo de encontrar una solución?
SS.- La ocupación israelí de más de dos millones de palestinos en Cisjordania socava profundamente la posición de Israel en la región y en las organizaciones internacionales. También representa un lastre para su economía y un costo elevado para la defensa nacional. Más grave, cualquier ocupación mancha el carácter democrático de un país.
Uno se puede por ende preguntar porque Israel está preparado a pagar un precio tan alto. Existen respuestas concretas. La ocupación de Cisjordania permite asegurar la defensa de un país minúsculo y ofrece una cierta profundidad estratégica en caso de invasión.
El control de los recursos de agua en una región tan árida podría ser otra razón. Pero hay otras justificaciones, más profundas, casi existenciales que explican la dificultad israelí en retirarse. Primero el valor simbólico de Judea y Samaria, y de ciudades como Hebrón y sobre todo Jerusalén para cualquier judío.
La segunda es la ausencia total de incentivos para retirarse. Israel dispone de todas las ventajas sobre los palestinos. Es infinitamente más poderosa militarmente y nunca en su historia ha tenido una posición internacional tan favorable a pesar de la ocupación. Finalmente, el ejemplo del retiro total de tropas de la franja de Gaza hecho en 2005 para replicarlo en Cisjordania no es muy alentador en los últimos días.
Quizás el ataque de Gaza permitirá sacudir toda la región y buscar soluciones para mejorar la vida de los palestinos, pero lo más probable es que saldrán aún peor parados que antes de la guerra, pues esto fue el resultado de todas las guerras que se han llevado a cabo en la región. Esa no será la excepción, pues el terrorismo de Hamás daña para siempre la causa palestina.