En estas últimas semanas la rispidez entre los Estados Unidos y el reino Saudita, ha dado mucho de qué hablar.
Por parte del Presidente Trump, vimos incluso en principio una fuerte ola de críticas con las que amenazó con comenzar una serie de sanciones motivadas por el crimen del periodista Khashoggi y amenazas de impulsar los recortes en la producción de petróleo en la reunión de la OPEP.
No se esperaba que el reino no dé marcha atrás ante las críticas, al contrario, se pensó que Arabia Saudita iba a actuar de manera moderada según la voluntad estadounidense, a cambio de una actitud más benigna de Trump.
El problema con Arabia Saudita es que su preocupación por la situación económica y política interna que está sufriendo supera al temor a cualquier amenaza de tomar una acción legal por parte de los países de Occidente, y en ausencia de un acuerdo en Viena, los precios del petróleo podrían haber caído más aún, algo que sin dudas hubiese sido otro golpe para Arabia.
La jefatura de estrategia de productos básicos de RBC Capital Markets, instantes después de la decisión de la OPEP, opinó que el fallo que dicta la no reducción de la producción podría ofender al presidente Trump. Según la opinión del Gobierno de los Estados Unidos esto es una prueba de la OPEP para ver cómo responde Trump. La pregunta sería si Trump se va a callar después de este acuerdo, o va a ir a las redes sociales y criticará a la OPEP.
Teniendo en cuenta que La Casa Blanca es uno de los pocos amigos del reino Saudita, los cálculos de los representantes de Riad contra los intereses americanos fueron el centro de interés de los analistas de la OPEP. Esto fue porque el asesinato del periodista saudita Jamal Khashoggi logró afectar muchas de las relaciones que el reino tenía con Washington, y bien sabemos que EE.UU. es de los pocos países donde Arabia puede encontrar aliados.
Contra todas las expectativas, la reacción de Trump en una entrevista con Reuters fue elogiar al príncipe heredero Mohammed bin Salman catalogándolo como alguien que ha sido muy buen aliado de Occidente, donde también agregó una vez más que MbS «niega con vehemencia» haber ordenado el asesinato de Khashoggi, a pesar de la conclusión de la CIA en sentido contrario.
A fines del mes pasado, el Senado de los Estados Unidos votó para cortar el apoyo estadounidense a la guerra de Arabia Saudita en Yemen. El consenso bipartidista que condena el asesinato de Khashoggi, y el papel que jugó MbS en él, sólo ha crecido desde entonces. «Usted tiene que ser voluntariamente ciego para no llegar a la conclusión de que esto fue orquestado y organizado por personas bajo el mando de MbS», dijo la semana pasada la senadora republicana Lindsey Graham.
El Senado de los Estados Unidos está considerando otra medida que se basa en una resolución que condene al Príncipe heredero por el asesinato del periodista y aunque esto no tendría ningún efecto de todas maneras, se obligaría a Trump a firmarlo o vetarlo.
Sin embargo, Trump aún puede interferir con otra legislación importante que ha cobrado impulso en el Congreso, que consiste en demandar a los miembros de la OPEP por violaciones antimonopolio. La legislación ha estado flotando alrededor de Washington durante años, sin lograr obtener suficiente apoyo por temor a dañar su relación con la monarquía saudí.
Aquí es donde Trump podría ser fundamental. Él ha atacado a la OPEP en Twitter varias veces este año, culpándola por los altos precios del petróleo. Obviamente, no es un fanático del cartel. Sin embargo, se ha esforzado por defender a MbS por el asesinato de Khashoggi. No está claro cómo reaccionaría si el Congreso logrará mover la legislación de antimonopolio NOPEC (No Oil Producing and Exporting Cartels Act).
Lo único que los saudíes tienen a su favor es el hecho de que los recortes de producción de la OPEP hasta ahora no han logrado impulsar significativamente los precios del petróleo. Como resultado, Trump podría no estar tan enfadado.
Mientras tanto, la economía saudita continúa perdiendo efectivo por los bajos precios del petróleo. El FT informa que muchas de las iniciativas de transformación económica altamente promocionadas de MbS están fracasando, y los inversores internacionales se mantienen alejados.
Todo parece ir mal para MbS en este momento. Se enfrenta a un escrutinio internacional, los precios del petróleo no se han recuperado, incluso aunque Arabia Saudita se prepare para reducir la producción, Washington puede seguir adelante con la legislación que le es perjudicial.