Por: Pinhas Inbari
El pasado 10 de noviembre del 2020 se celebraron en Jordania las elecciones parlamentarias que estuvieron marcadas por la indiferencia palestina, el despertar de la periferia beduina con énfasis en la joven generación y una crisis entre la administración del gobierno y los Hermanos Musulmanes.
La participación general fue de 1.386.749 votantes, el 30 por ciento de la población, con un voto relativamente grande en las comunidades de la periferia, pero en las principales ciudades como Ammán, donde se encuentra el público palestino, la participación fue muy pequeña, tal vez en un mínimo sin precedentes. (La participación general de votantes en 2016 alcanzó el 36% de los habitantes).
Ammán
Cabe decir que se puede atribuir la escasa participación de votantes al virus Covid19, pero la juventud beduina se preocupó y salió a votar, mientras que los palestinos urbanos permanecieron indiferentes.
En la encuesta personal realizada dentro de la sociedad por la prensa jordana, quedó claro que a los jóvenes no les interesaba ni las soluciones políticas ni Jerusalén, tan solo la situación económica y social.
El nuevo parlamento jordano se medirá por las soluciones que encuentre a las dificultades sociales y económicas y el horizonte que presentará a la generación más joven.
La Primavera Árabe estalló en 2010 debido a una negativa de otorgarle a un joven desesperado por su situación una licencia para un puesto de mercado en una ciudad desconocida de Túnez. Las consiguientes tormentas árabes fracasaron. ¿La presión en las urnas dará un resultado diferente?
¿Por qué la indiferencia palestina?
Cabe señalar que la participación en las elecciones en la periferia fue alta frente a la recesión de las ciudades, pero en números absolutos, también fue muy baja. Una encuesta realizada por el Centro de Estudios Estratégicos de la Universidad de Jordania mostró que «casi el 80 por ciento de los jordanos no confían en la Cámara de Representantes».
¿Por qué los palestinos no participaron en las elecciones? Porque su “inteligencia callejera” les dice que la estabilidad que les brinda seguridad personal es preferible a la democracia. También optan por no sobresalir en el parlamento jordano para evitar desafiar a los beduinos, que ven a Jordania como su hogar y a los palestinos como invitados. “Conocimientos callejeros” similares que encontramos en el este de Jerusalén. Los palestinos en Jerusalén oriental opinan que la vida en Israel es lo mejor para ellos, pero no quieren «derechos democráticos» para no molestar a los israelíes. La vida es adecuada a sus necesidades tal como es.
La Hermandad Musulmana
Es interesante lo que está sucediendo entre los Hachemitas y los Hermanos Musulmanes. En vísperas de las elecciones, un tribunal jordano descalificó el registro de los Hermanos Musulmanes como partido. Esto se llevó a cabo en consultas internas, pero finalmente la Hermandad anunció que de todos modos participarían en las elecciones. Como todos los candidatos, ellos se postularían de forma individual en lugar de un marco partidista.
El empeoramiento de las relaciones entre la administración Hachemita y la Hermandad es muy crítico, porque en este asunto Jordania tiene un desacuerdo fundamental con Egipto y Arabia Saudita. Los dos países ven a los Hermanos Musulmanes como un enemigo declarado, pero Jordania mantiene una alianza histórica con ellos: controlan la oficina de Waqf (asuntos religiosos), que es vital en Jordania para mantener la tutela de la mezquita de al-Aqsa en Jerusalén.
Por lo tanto, no se debe esperar la ruptura entre la administración jordana y la Hermandad, pero Ammán probablemente entiende que para recibir la ayuda financiera para su frustrada juventud, Jordania tendrá que escuchar con atención lo que quieren sus vecinos ricos.
Fecha de publicación: 22.11.20
Fuente: JCPA
Traducción: Gastón Saidman