Por: Filip Noubel
Durante más de tres décadas, la guerra entre Azerbaiyán y Armenia por el territorio de Nagorno-Karabaj ha estado básicamente congelada, con largos periodos en punto muerto interrumpidos de estallidos de confrontación armada que han causado muertos en ambos bandos. El último de estos estallidos de violencia comenzó el 27 de septiembre. Esta vez, tanto combatientes como analistas predicen la escalada del conflicto, con consecuencias desconocidas y potencialmente peligrosas.
Para entender por qué, conversé con Tom de Waal, investigador en Carnegie Europe y experto en geopolítica del Cáucaso Meridional, Rusia y Ucrania. De Waal ha realizado numerosos viajes por la región, y ha escrito un acreditado libro sobre Nagorno Karabaj titulado Black Garden: Armenia and Azerbaijan Through Peace and War (“Jardín negro: Armenia y Azerbaiyán en paz y en guerra”).
Filip Noubel (FN): ¿Qué es distinto esta vez en la escalada entre Azerbaiyán y Armenia que comenzó el 27 de septiembre?Tom de Waal (TdW): Hemos visto violaciones del alto el fuego de 1994 antes, incluso hemos visto pequeños episodios de combates, pero nunca hemos visto una ofensiva militar sostenida por parte de Azerbaiyán desde que acabó la guerra en la década de 1990. Esto es nuevo, y también lo es el contexto geopolítico: Rusia parece extrañamente impotente, no parece tener la capacidad ni el deseo de imponer un alto el fuego, mientras que Turquía ha abandonado cualquier pretensión de neutralidad y ahora desempeña un papel activo. Finalmente, Estados Unidos, que ha tenido una gran influencia en este asunto, ha sido hasta ahora una voz extremadamente débil.
FN: Ambos líderes se dicen prisioneros del conflicto, pero también explotan su narrativa para combatir la oposición de sus países y sumarse a una ola de populismo. ¿Estás de acuerdo?
Tom de Waal
TdW: Eso es cierto, pero es verdad para cualquier líder: todo el país está envuelto en este conflicto, esos dos modernos países se construyeron a partir de la década de 1990 alrededor de la reivindicación de Karavaj, por tanto, un líder tiene que ser también líder de esa idea nacional sobre Karavaj. También resulta útil para la política interna. Es más cierto en la política azerbaiyana, porque es una sociedad autoritaria, por lo que ahora la oposición tiene que callarse. Es más, figuras de la oposición están apoyando al Ejército y muestran su patriotismo y respaldo. Azerbaiyán ha tenido muchos problemas este año —caída de los precios del petróleo, la pandemia de COVID-19, problemas con prisioneros políticos—, pero se une en respuesta a esta llamado. Aunque también tiene trampa: si no vencen en el frente de batalla, el país podría volverse contra su líder, y ciertamente, dos exlíderes azerbaiyanos, Ayaz Mutalibov y Abdulfaz Elchibey, perdieron poder debido en buena parte a la caída del frente de Karabaj.
FN: Durante esta escalada, las autoridades armenias replantearon la posibilidad de reconocer Nagorno-Karabaj. Si esto sucediera, ¿cuáles podrían ser las consecuencias?
TdW: En términos militares, estamos lejos de una guerra a gran escala. La mayoría de las operaciones se concentran en tres regiones alrededor de Karabaj, con armamento de largo alcance. Recuperar el territorio perdido es literalmente una batalla cuesta arriba porque los armenios controlan el terreno montañoso. Esto podría significar fuertes pérdidas en el bando azerbaiyano, que es algo que ni los líderes del país desean ni el pueblo toleraría. Esto es un factor condicionante, pero esta lucha podría seguir durante mucho tiempo. Parece que Rusia no puede imponer un alto el fuego, por tanto hay muchas formas de que escale. Una sería que Armenia reconociera Nagorno Karavaj. Entonces tendríamos una situación similar a la de Chipre, sin posibilidad de acuerdo. Otra podría ser el uso de armamento pesado para atacar ciudades, que sería desastroso. O si Turquía se implicara aún más: por ahora no está enviando tropas, sino ayudando en la retaguardia. En el mejor de los casos, la lucha actual seguiría durante unos días, después ambos bandos quedarían exhaustos, se adjudicarían cierto éxito y acordarían un alto el fuego. Pero no tengo grandes esperanzas de que esto ocurra.
FN: El apoyo de Turquía no tiene precedentes. ¿Qué opinas de la relación entre Turquía y Rusia, que en los últimos años han fluctuado de ser enemigos jurados a aliados en varios conflictos regionales, incluido el de Siria?
TdW: Erdogan y Putin están felices de enzarzarse en una guerra utilizando representantes, que es por lo que espero que Turquía evite incursiones en territorio armenio, a las que Rusia tendría que responder a causa de su obligación militar con Armenia. Por eso no creo que lleguen a un conflicto directo. Rusia tiene las manos realmente atadas. Es la gran mediadora, valora su relación con Bakú y Ereván, por lo que si se involucra demasiado con un bando, perderá al otro. Los rusos solo pueden proporcionar apoyo a Armenia discretamente, y hay informes de que Moscú está enviando armas a través de Irán.
FN: ¿Y qué papel desempeñan Georgia e Irán, los otros dos países vecinos?
TdW: Georgia tiene mucho interés en que esta situación no escale. Comparte fronteras con ambos países. También tiene minorías étnicas de armenios y de azerbaiyanos, que llevan décadas viviendo en paz. Pero Georgia tiene una gran dependencia económica de Azerbaiyán. También ha expresado solidaridad con Azerbaiyán en cuanto a la integridad territorial . Georgia se ha ofrecido como mediador, pero Armenia no lo va a considerar un agente honesto. Y desde luego, Rusia no quiere que Tiflis se inmiscuya . Georgia podría ofrecer un espacio neutral para que se reúnan las dos partes, y podría intervenir más, pero su capacidad está limitada.
Irán fue mediador en 1992, pero después lo dejaron fuera. No obstante, también tiene fronteras con ambos países. Tiene mucho en juego, y cualquier negociación futura de formato internacional debe incluir a Irán, a pesar de la oposición de Estados Unidos.
Fuente: Global Voices
Fecha de publicación: 12/10/2020
Traducción: Lourdes Sada