Los «Acuerdos Abraham» como palanca para la restauración de la cultura occidental
La moral bíblica, que es la «moral de Abraham», nació en Mesopotamia y de allí se extendió hasta el Occidente. Hasta que Europa se distanció del todo, esta tradición ha sido la herencia de Occidente. El alejamiento de Europa de esta tradición conllevó desastres terribles, mientras que Gran Bretaña y Estados Unidos, a diferencia de Europa, mantuvieron la moral basada en los principios de Abraham
Por: Dr. Hanan Shai
Los «Acuerdos Abraham» fueron firmados cuando Estados Unidos y la dirigencia occidental en general están alejándose de estos valores morales, conquistados por el progresismo, ideología europea utópica. Es responsabilidad de quienes patrocinan los valores de Abraham patrocinar la paz que se ha logrado y atraer a Occidente de nuevo a sus raíces que fueron concebidas en Oriente.
La cultura occidental nació en Mesopotamia como una cultura de idolatría, esclavitud y sacrificio humano. Abraham es el padre de la revolución moral, quien como alternativa a la cultura de la falsedad, la tiranía y la adoración de la muerte mesopotámica trajo al mundo la buena nueva de la verdad monoteísta, el amor al hombre (humanismo) y la santidad de la vida, la libertad, la justicia y la paz.
Abraham difundió sus valores a través del ejemplo personal y, por tanto, con la partida y la marcha de sus descendientes a Egipto, la revolución cultural que inició casi desapareció. Se salvó gracias a Moisés, quien añadió a la revolución cultural-moral un nivel de revolución religiosa diseñada para preservar los valores de Abraham mediante la observancia de mitzvot (preceptos) y rituales derivados de la moral.
Aunque la revolución religiosa preservó la moralidad de Abraham, las tres religiones monoteístas que adoptaron la mayoría de los valores de la moralidad, no lograron hacer que el mundo fuera más moral, no solo por las guerras entre ellas sino principalmente por las severas guerras entre facciones y sectas dentro de ellas.
Los horrores de las guerras de los treinta años entre católicos y protestantes (1618-1648) jugaron un papel importante en la secularización de Europa, pero también allanaron el camino para su declaración de «la muerte de Dios», es decir, la muerte de la moral. Liberada del yugo de la moralidad, la Europa secular creó tiranía, muerte y destrucción como ninguna otra vista en las guerras religiosas ni en la era pagana mesopotámica que la precedió.
A diferencia de Europa, las democracias anglosajonas separaron al país de la iglesia, pero no al país de la moral de la iglesia, que es la moral de Abraham; por lo tanto, obtuvieron muchos años de estabilidad y prosperidad y la capacidad de cumplir con la obligación moral de movilizarse tres veces para salvar a Europa y al mundo de las atrocidades perpetradas por el secularismo europeo inmoral.
Los «Acuerdos Abraham » se alcanzaron cuando Estados Unidos, el patrocinador del tratado, se encontraba en el punto álgido de una grave crisis social interna como resultado del liberalismo progresista europeo que se apoderó de la democracia estadounidense. Como el comunismo que lo precedió, el progresismo predica la destrucción de lo viejo al tiempo que busca “reemplazarlo” en una masa humana borrosa de fronteras, identidades y obligaciones, pero vendido como la panacea de los derechos humanos.
El alejamiento de Estados Unidos de la moralidad de Abraham y el entendimiento de que esto podría conducir a un alejamiento de la moralidad en Occidente (y el mundo) debería ser la oportunidad para aprovechar el «Acuerdo de Abraham» como palanca para realizar un proyecto mucho más grande que hacer la paz en el Medio Oriente: dar vida nueva a la cultura occidental. De este modo, se comprobará que la historia no tiene un sustituto para los valores morales humanistas de Abraham.
Los Emiratos Árabes Unidos ya han sentado las bases para esto en el proyecto «Casa de la Familia de Abraham» que ha iniciado: un espectacular complejo turístico en su arquitectura que incluirá cuando estén terminadas las casas de culto de las tres religiones monoteístas nacidas en Oriente. Todo lo que se requiere es agregar un instituto de investigación y docencia al proyecto turístico para que la «Casa de la Familia» sea, además de un sitio turístico mundial, también un sitio educativo-cultural para la difusión en Occidente y en el mundo de los valores de la justicia y la paz.
El «multiculturalismo» del liberalismo progresista obliga al mundo a difuminar las culturas. Como alternativa a él y como un derivado de la bendición «Y que todas las familias de la tierra sean bendecidas en ti», el proyecto «Bnei Avraham» puede ofrecer un mundo diferente: un mundo «multifamiliar» que consta de una variedad de naciones, religiones y creencias, incluidas las seculares, con una identidad destacada y diferenciada. Una moral común cuyos valores se derivan de la naturaleza les permitirá vivir en la armonía que prevalece en la naturaleza y, no menos importante, vivir en alta armonía entre ellos y la naturaleza.
Fuente: Besa Center
Fecha de publicación: 29.10.20
Traducción: Gastón Saidman