Vladimir Putin junto al príncipe Mohammad bin Salman

La propaganda rusa en el Medio Oriente está dando sus frutos

Por: Shay Attias

Gracias al juego del «poder blando» del presidente Vladimir Putin utilizando los medios árabes, muchos jóvenes de la región ahora ven a Moscú como un aliado y a los Estados Unidos como poco confiable.

Desde hace algún tiempo, Rusia se ha esforzado por establecerse como la gran potencia preeminente de Oriente Medio. A través de su participación militar en el conflicto sirio y su profunda asociación con Irán contra los Estados Unidos, sus relaciones con los países vecinos han cobrado un nuevo impulso.

En 2019, los talibanes y Rusia se reunieron y pidieron la retirada de las fuerzas de la coalición estadounidense de Afganistán. Las reuniones se celebraron en Moscú después del fracaso de las negociaciones directas entre los Estados Unidos y los talibanes. Esta acción fue organizada no por diplomáticos rusos oficiales, sino por una organización llamada La Diáspora Afgana en Rusia.

Este evento, sin ser oficial, involucró tanto a la diáspora afgana como a los ciudadanos afganos y, por lo tanto, fue una expresión significativa del poder blando ruso en la región (aunque, cuando se le preguntó sobre la participación del presidente ruso Vladimir Putin, uno de los organizadores dijo que los diplomáticos rusos habían proporcionado solo soporte técnico). El evento incluyó representantes de los talibanes y Afganistán, incluidos los líderes más poderosos del país, lo que se consideró un éxito.

Si la ocurrencia de este evento en sí no fue suficiente para demostrar el declive en el liderazgo regional de Washington, para todos los efectos, Rusia, no Estados Unidos, ahora se percibe como el «sheriff» a quien recurrir con respecto a los esfuerzos de Afganistán para construir un futuro.

El destronamiento estadounidense de los talibanes en el 2001 por albergar a Al Qaeda parece pertenecer al pasado , y actualmente el Talibán es un «actor diplomático» casi completamente legítimo que controla más de la mitad del país y causa grandes bajas a la coalición liderada por Estados Unidos y las fuerzas armadas afganas. Según el canciller de Rusia, «Rusia está convencida de que el conflicto en Afganistán no tiene una solución militar», sino que la única forma posible de alcanzar la paz es a través de medios diplomáticos».

El compromiso actual de Moscú con los talibanes, Siria, Irán e Israel es una gran estrategia genuina según el politólogo estadounidense Joseph Nye, quien sugiere que Rusia ha desarrollado un nuevo prototipo de poder diplomático, con cierto éxito.

Moscú nunca ha logrado recuperar el nivel de influencia que tenía antes del colapso de la Unión Soviética y ahora Putin está haciendo todo lo posible para cambiar esto, en gran medida a través del juego diplomático. El número de proyectos de diplomacia pública que promueven la imagen global de Rusia en política, deporte, cultura, economía y ciencia ha aumentado dramáticamente.

Al mismo tiempo, la disminución de la influencia americana en el Medio Oriente aportó para mejorar la imagen de Rusia como agente regional de paz. Putin ha puesto a Rusia en una posición regional preeminente a través de la herramienta clásica de mano dura en los combates en Siria, al mismo tiempo que habla de «paz» con los talibanes, que todavía están matando estadounidenses.

Esto no es un éxito al azar. Ya en el 2012, Putin estaba discutiendo abiertamente el tema de «Rusia y el mundo cambiante». Según su definición, el poder de la diplomacia puede entenderse como una oposición a los aspectos negativos del país. Fue muy claro acerca de los objetivos de poder blando de Moscú:

Rusia tiene la oportunidad no solo de preservar su cultura sino de utilizarla como una fuerza poderosa para el progreso en los mercados internacionales. El idioma ruso se habla en casi todas las antiguas repúblicas soviéticas y en una parte importante de Europa del Este. No se trata del imperio, sino del progreso cultural. Exportar educación y cultura ayudará a promover bienes, servicios e ideas rusas; las armas y los regímenes políticos imponentes no lo harán.

«Debemos trabajar para expandir la presencia educativa y cultural de Rusia en el mundo, especialmente en aquellos países donde una parte sustancial de la población que habla o entiende ruso».

Los esfuerzos diplomáticos hacia los talibanes son solo un ejemplo del intento ruso de convertirse en una moderna superpotencia en la zona. Rusia también ha creado el canal internacional de medios RT, anteriormente conocido como «Rusia Today«.

RT está trabajando duro en su servicio árabe: RT Arabic es una de las redes de televisión más grandes de la región (junto con Al Jazeera). Etiquetada como «propaganda de Putin» por los Estados Unidos, RT está haciendo un gran trabajo al impulsar la perspectiva rusa en la región. Los números no mienten, y RT Arabic tiene 6,3 millones de usuarios mensuales en seis países de habla árabe: Egipto, Marruecos, Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudita, Irak y Jordania.

Otro esfuerzo impresionante fue el establecimiento de la agencia federal rusa de la diáspora Rossotrudnichestvo (la versión rusa de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional) la cual operan centros rusos para la ciencia y la cultura en Jordania, Líbano, Siria, Egipto, Marruecos, Túnez y palestinas.

La aspiración de Rusia de convertirse en «la súper potencia regional» está llegando a buen término. Desde Kabul, Libia y los países del Golfo, ya no es solo el lugar de mega eventos deportivos como los Juegos Olímpicos de Sochi y la Copa Mundial de la FIFA.

Si de hecho hay una batalla de poder entre Rusia y los Estados Unidos en el Medio Oriente, la mayoría de los parámetros sugieren que Moscú está detras del juego como innovador del mismo. Dos encuestas regionales recientes muestran que los jóvenes árabes (entre 18 y 24 años) ven cada vez más a Rusia como un aliado y a Estados Unidos como poco confiable o peor. El porcentaje de jóvenes árabes que ven a Estados Unidos como un aliado cayó del 63% en 2016 al 35% el año pasado. Rusia es considerada cada vez más como el mejor aliado no árabe por los jóvenes en el Medio Oriente, y el 20% lo considera el mejor amigo de la región. Si el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, todavía cree que Estados Unidos debería ser el sheriff del mundo, tendrá que prestar más atencion a Putin. De lo contrario, Washington se encontrará detrás de los éxitos diplomáticos de Rusia en la región.

Shay Attias fue director y fundador entre el 2009-2013 del Departamento de Diplomacia Pública de la Oficina del Primer Ministro de Israel. Hoy está realizando su doctorado en Relaciones Internacionales en la Universidad de Bar-Ilan

Traducción: Gaston Saidman