La pirámide del terrorismo de la Yihad
Mordechai Keidar *
Una pirámide se divide en rebanadas horizontales: en la parte superior hay una pequeña pirámide cuya base descansa sobre una rebanada más ancha, que también se coloca en una rebanada más ancha y así sucesivamente. Cuanto más bajo es el corte: (a) más lejos de la cima (b) más ancho que sus predecesores. Sin embargo, sin un corte bajo, no hay base para un corte más alto, y la parte superior de la pirámide no habría llegado a ser un pico si no hubiera cortes más anchos debajo. La existencia de la cima en su lugar depende de la existencia de los cortes debajo de ella. Esta es la parábola.
La parábola aplica al terrorismo: el yihadista, apuñalando o haciendo estallar un cinturón o artefacto explosivo es el pináculo: pequeño, limitado pero punzante. El luchador yihadista lleva a cabo la Yihad, es la «Yihad a través de la espada» ( الجهاد بالسيف – aljihad bialsayf).
Debajo del pequeño grupo de combatientes está la clase de reclutamiento: enganchan a los combatientes de la yihad, los preparan mentalmente para la misión, los instruyen sobre cómo usar el arma, les indican el objetivo exacto y cómo llegar allí y los lanzan para llevar a cabo la operación. Los propios reclutadores no toman una acción activa contra el enemigo, pero sin su actividad – الإعداد للجهاد (al’iiedad liljihad, preparación para la yihad) la yihad no habría tenido lugar. Cada combatiente tiene un número de personas involucradas en el reclutamiento, entrenamiento y recopilación de inteligencia para la yihad.
Debajo de la capa de reclutadores e instructores hay una capa que prepara a los combatientes de la yihad para el uso del arma, el cinturón o artefacto explosivo. No actúan contra el enemigo directamente, muchas veces no tienen siquiera contacto directo con el combatiente, pero sin ellos los reclutadores y el yihadista de la espada no pueden actuar. En la terminología islámica, el papel de los preparadores es preparar para la yihad – «preparación para la yihad». El número de preparadores es mayor que el número de reclutadores, y a veces se encuentran mujeres entre ellos.
Debajo de la capa preparatoria está la clase financiera, que sin el dinero que proporcionan a los preparadores no habrían podido preparar sus armas para los yihadistas. Su papel es el de la «Yihad con dinero» (الجهاد بالمال – aljihad bialmal). Los financieros no están cometiendo un acto terrorista con sus manos, pero está claro que sin ellos la preparación para la yihad no habría tenido lugar. El número de financiadores es mayor que el número de preparadores, ya que en muchos casos la financiación proviene de donaciones del público en general.
Debajo de la capa de financiadores hay una capa de instigadores, que persuaden a los financiadores a financiar, a los fabricantes a producir, a los reclutadores a reclutar y a los yihadistas a matar. Temiendo ser atrapados, los instigadores utilizan los relatos de la historia y las leyes religiosas para envolverlos en sus mensajes que apoyan y justifican todo tipo de yihad contra el enemigo. El número de instigadores y el público que los escucha es mayor que el número de patrocinadores.
Debajo de la capa de instigadores hay una capa de diseñadores de conciencia, que en el caso islámico son un grupo de personas cuya ocupación es aumentar la conciencia islámica del público para crear en la audiencia una atmósfera religiosa que acepte la yihad de todas las clases como un medio legítimo de guerra para los santos del Islam. Los diseñadores de conciencia funcionan principalmente entre grupos que no se caracterizan por la devoción religiosa, y su acción se llama «devoción» (dawah), realizan una «invitación» a acercarse a la religión. Sin ella, es difícil que los instigadores inciten, financien, preparen, y que el combatiente se aliste en la yihad.
Debajo de los diseñadores de conciencia hay un público más amplio de aquellos que se identifican con los objetivos de la yihad y están de acuerdo con todo lo que hacen los estratos por encima de ellos. Debajo del grupo de identificación hay una capa que comprende los objetivos de la yihad incluso si no se identifican con ellos. Bajo este estrato está el público en general de los despreocupados, aquellos a quienes no les interesa toda la yihad y por lo tanto no harán nada, ni por ella ni contra ella.
Un atacante solitario que ha pasado por un proceso intensivo de «dawah» no necesita que la gente le forme en las capas completas de la pirámide, ya que toma el cuchillo de su cocina privada y tiene la motivación y base mental para el ataque que recibe del entorno social que practica la «dawah» y de las redes sociales.
En los países donde el gobierno actúa contra los yihadistas -sin las restricciones del Tribunal Supremo de Israel y sin la inspección permanente de B’Tselem-, hay otra capa de víctimas de la guerra entre el estado y el terrorismo. La mayoría guarda silencio y una minoría -principalmente miembros de los servicios de seguridad- actúa contra el terrorismo.
En principio, así es como se ve la pirámide de la yihad en todo el mundo y también en Israel. La existencia de la pirámide plantea una pregunta: en un estado democrático que defiende la libertad individual, la libertad de expresión y la libertad de religión, ¿dónde está la línea entre la actividad prohibida y la actividad permitida? Está claro que están prohibidos los combates, el reclutamiento, la preparación y la incitación, pero ¿es posible prohibir la «dawah», la «invitación» al Islam? Esta pregunta es importante porque es precisamente la actividad abierta, aceptada por la ley israelí, de las dos facciones del movimiento islámico entre el público musulmán en Israel desde su fundación a principios de la década de 1970.
La actividad prohibida de la facción del norte -financiación de Hamas, incitación- llevó a la declaración de organizaciones asociadas a esta facción como organización ilegal, pero la facción del sur, representada en la Knesset por el partido Ra’am, trata con la «jihad ciudadana», como expresó el diputado Mansour Abbas en una entrevista que dio en árabe.
Tradicionalmente, los beduinos del sur no tienen altos niveles de educación y no están familiarizados con los muchos escritos del Islam. Su Islam se puede describir como «Islam liviano»: observancia de los mandamientos sin mucho conocimiento religioso. Dos facciones del Movimiento Islámico han estado operando un sistema de dawah – invitación al Islam – en el Negev entre los beduinos durante muchos años, y el propósito de ambas es aumentar la conciencia islámica entre los beduinos. Los movimientos construyeron mezquitas, organizaron clases religiosas, entrenaron a predicadores e imanes y ayudaron a construir hogares ilegales para complacer y ser aceptados por los beduinos en el Néguev.
Los frutos políticos de tantos años de actividad educativa y social los ha cosechado el partido Raam en las últimas elecciones, y los frutos terroristas de esta pirámide han «cosechado» víctimas de la yihad llevada a cabo por ciudadanos musulmanes de Israel inspirados por la dawah del Movimiento Islámico, sus mensajes de incitación contra la existencia del estado de Israel, contra sus políticas y contra sus ciudadanos judíos.
Todo ello desde Usrat Al jihad (Familia de la Yihad) – la organización yihadista fundada por el fundador del movimiento islámico Sheikh Abdullah Nimer Darwish hace unos cincuenta años – a través del atentado suicida con bomba del activista del movimiento Muhammad Hubayish en la estación de tren de Nahariya (septiembre de 2001), el asesinato de los agentes de policía Kamil Shenan y Hail Sitawi en el Monte del Templo por tres miembros de la familia Jabarin de Umm al-Fahm, del bastión de la facción norteña del Movimiento Islámico (julio de 2017) y el atentado reciente perpetrado por el beduino seguidor de ISIS Muhammad Abu Alqian en Beer Sheva.
Sin embargo, debe recordarse que las raíces de la pirámide terrorista de inspiración islámica en el país se remontan a las décadas de 1920 y 1930 y sus actividades antijudías por parte de los muftis representantes de los Hermanos Musulmanes, Haj Amin al-Husseini e Izz a- Din al-Qassam. El movimiento islámico en Israel en las dos facciones es la rama israelí de la Hermandad Musulmana y su movimiento hermano es Hamas.
El líder de la facción del norte, Raed Salah, fue condenado penalmente sobre la base de su confesión de transferir fondos al movimiento hermano de Hamás, y la organización «Ayuda 48» de la facción del sur transfirió fondos al territorio bajo control de Hamás en Gaza.
El movimiento islámico de dos facciones, incluida la facción del sur representada en la Knesset, defiende la visión islamista de que el Estado de Israel no tiene derecho a existir como estado judío, incluso si es democrático, porque:
- El judaísmo es «ley cancelada” y sólo el Islam es la «ley de la ley» – una «religión verdadera» y por lo tanto no hay razón para que exista un estado para una religión que no existe.
- Los judíos no son un pueblo sino comunidades pertenecientes a las naciones del mundo y por tanto deben regresar a los países de donde emigraron a Israel.
- Palestina es un círculo islámico y de acuerdo con la ley Sharia está prohibido sacarlo de «Dar al-Islam» – la «Casa del Islam» y establecer un estado no islámico en él.
- Los judíos deben vivir bajo los auspicios del Islam como «dhimmis» – «protegidos» – y no tienen derecho a la tierra, estado, soberanía, ejército, policía y cualquier otro símbolo gubernamental.
- A los judíos no se les permite controlar a los musulmanes.
- Jerusalén pertenece sólo a los musulmanes, no a los judíos ni a los cristianos.
- La oración de los judíos en el Monte del Templo bajo los auspicios de la policía judía, simboliza a los ojos de los musulmanes el regreso del judaísmo a la vida, lo que contrasta fuertemente con la concepción más básica del Islam de sí mismo y de otras religiones.
El ataque que tuvo lugar en Beer Sheva, durante el cual murieron cuatro israelíes, es un resultado indirecto, y también podría decirse un éxito, de la «actividad» del Movimiento Islámico en sus dos facciones. Por lo tanto, no creo en absoluto en la sinceridad de la condena que salió de parte del partido Raam por este ataque.
Para cualquiera que investigue en profundidad los escritos de los Hermanos Musulmanes y las publicaciones del Movimiento Islámico en Israel en sus dos facciones, es claro que el sistema «dawah» que el movimiento ha establecido en Israel en general y en el Néguev en particular es un poderoso explosivo ideológico. Basta un mínimo incidente como el desalojo de familias palestinas en el barrio de Jerusalén Sheikh Jarrah, o un incidente violento en el Monte del Templo – para hacer estallar todo el barril de este explosivo.
En mi opinión, nos acercamos al momento de la explosión por la acumulación de razones, una de las cuales es la imagen débil del estado judío debido a varias razones: (1) la debilidad de la mayoría judía que provocó que la coalición de gobierno confíe en la Hermandad Musulmana; (2) la incapacidad de las organizaciones de seguridad israelíes para hacer frente a un incidente a gran escala en muchos lugares del país, como se demostró en mayo de 2021; (3) Las restricciones impuestas por los ordenamientos jurídicos, la Fiscalía del Estado y las fuerzas del orden sobre el trato adecuado frente a actividades hostiles originadas en los ciudadanos del estado.
Otras razones externas son el ascenso de Hamas, la influencia iraní y la participación turca y qatarí en las operaciones de «dawah» en el Estado de Israel, y la dawah, como hemos visto, es una capa vital e importante en la pirámide del terror.
Fuente: Makor Rishon
Traducción: Jorge Iacobsohn
* Profesor y experto en Islam y Medio Oriente. Agredecemos su autorización para traducir el artículo