Desde el comienzo de la pandemia el precio del petróleo WTI cayó de 45 dólares por barril hasta 10 dólares BPD, teniendo en cuenta que si bien el precio se movía entre los 45-50 dólares, este todavía no era suficiente para ver grandes ganancias, ya que en el transcurso de los últimos años el precio sufrió una caída de 80 dólares a los 45 dólares mencionados antes que surja la pandemia. El mercado del oro negro hace rato que no vive su mejor momento.
Con el coronavirus llegaron los cierres del mercado, los aeropuertos, los puertos y por ende el traslado del crudo llegó a su mínimo afectando a los países productores, que decidieron después de una larga discusión con Rusia recortar la producción e intentar revivir el precio, algo que no pasó, por lo menos no al tiempo deseado.
Arabia Saudita junto a los países asociados a la OPEP+ fue quien lideró el primer recorte de producción cuando se veía venir la caída, la idea era ver la posibilidad de balancear el precio y aminorar las pérdidas, el problema fue que esta estrategia no sirvió de mucho, los inversores no veían que esta movida logre una subida esperada, algo muy distinto a años anteriores, por lo cual no colaboraron y una venta masiva junto al efecto de la pandemia, terminó de bajar el precio del barril a 10 dólares.
El 4 de mayo, países como Nueva Zelanda e India informaron un relajo en las restricciones implementadas por la pandemia, por las bajas en números de contagiados. Las expectativas fueron muy positivas ya que junto a estos cambios el mismo día los gráficos mostraron un cambio en subida colocando el precio a 20.85 dólares, la sensación de alivio al también escuchar que otros países abrieron sus fronteras llenos de entusiasmo a los inversionistas que vieron la oportunidad. El fin de la caída había terminado y se confirma el 15 de mayo con un cierre de 29.51 dólares BPD llevando al precio que vemos hoy entre 39-41 dólares BPD. Si bien para que los países productores puedan ver ganancias relevantes el precio debería llegar a 70 dólares, Arabia Saudita revivió la producción masiva rompiendo con las reglas implementadas de recorte dictadas por la OPEP+, y no nos olvidemos que las mismas fueron pedidas por Arabia Saudita quien hoy rompe el pacto aprovechándose de la situación y la futura demanda que se aproxima al abrir los cielos lo que implica de nuevo el consumo de combustible.
Actualmente Arabia Saudita sufre una de sus peores crisis económicas donde la venta del crudo no es un fuerte como conocimos años atrás, esto influye en sus deseos de ser el país líder del mundo árabe, un puesto que compite contra Irán, y parte de su estrategia es comenzar a hacer público su acercamiento a occidente, o sea, no es nuevo que Arabia Saudita tenga relaciones con los Estados Unidos, Inglaterra o Francia, es nuevo que los últimos dos años ha comenzado a hacer público sus relaciones con empresarios israelíes que hasta el momento se mantenían detrás de las bambalinas.
El interés saudita es comenzar una serie de inversiones en nuevas tecnologías con el objetivo de poder alinearse al mundo moderno y salir de la crisis mencionada.
Israel se fortalece en la zona
Primer Ministro israelí Benjamin Netanyahu
En una época donde crecen los conflictos entre los Estados Unidos, Rusia y China, Israel podría ser el país más confiable en estos momentos, hasta el punto que otros países del Golfo sienten también el interés de comenzar, de manera cuidadosa por supuesto, un acercamiento al estado judío.
Arabia Saudita podría estar interesada en comprar el Firefly, un avión no tripulado kamikaze merodeador construido en Israel, parte de la familia de misiles Spike, el cual fue vendido a varios países en Europa y despertó el interés del reino, estando este bajo las amenazas iraníes.
El mismo interés estaría naciendo en otros países del Medio Oriente acrecentando la importancia de Israel ante la mirada de varios estados del Golfo. El problema surge por el dedo acusador de los Estados unidos quien critica la venta del sistema ruso de defensa antimisiles S-400 a los sauditas, en una época donde Trump critica a Turquía por cerrar una compra de los mismos antimisiles, calificando dicho acuerdo como un negocio con un país que dicho líder apoya el terrorismo, refiriéndose a Erdogan, lo cual pone a los sauditas en una situación bastante conflictiva, entonces qué mejor que comenzar a cerrar acuerdos con Israel, país que al margen como ventaja ante China y Rusia no mantiene relaciones con Irán el cual es considerado también para Arabia Saudita como los Emiratos Árabes como su archienemigo y una amenaza para el Medio Oriente.
Recordemos también que la falta de apoyo por parte de los americanos durante la temporada de revueltas en el Medio Oriente conocida como la revolución de la “Primavera Árabe”, debilitó la imagen de los Estados Unidos creando una desconfianza que perdura hasta hoy, seguido por el mismo desinterés americano al no reaccionar con fuerza sobre los presuntos ataques iraníes contra las instalaciones petroleras clave de Arabia Saudita, así como a los petroleros frente a las costas de los Emiratos Árabes Unidos.
Los estados del golfo podrían estar comenzando a entender que una cooperación con Israel podría ser muy positiva, estando hoy en un muy buen momento para poder comprar armamento israelí en una época donde el interés de borrar la influencia de Irán en Siria es mutuo con Arabia Saudita y los Emiratos Árabes, esto es una oportunidad para todos los actores oponentes a la República Islámica que gobierna desde Teherán, podemos decir que ahora Israel sería el mejor aliado para este lucha.
Viéndose todo tan positivo, desde occidente tenemos que entender que todavía normalizar las relaciones entre los países del Golfo e Israel no es algo tan fácil. Si bien es difícil, no es algo imposible de aquí a unos años.
De momento se puede comenzar a construir estas relaciones, de manera muy cuidadosa. Los países del Golfo al mismo tiempo deben cuidar su imagen ante la opinión pública de sus ciudadanos que basan su sistema de vida, creencias y costumbres todavía bajo la estricta ley del Islam y sus tradiciones que en parte ven a la cultura occidental como una amenaza a la unión entre su legado cultural y su religión.
Pero el argumento llevado por los gobernantes de estos países para comenzar este nuevo camino es dar a entender el potencial tecnológico de esta cooperación y como él mismo podría aportar a estabilizar el mercado laboral, el cual quedó muy dañado por las pérdidas que trajo la caída del petróleo. Es muy bueno dar a entender que la cooperación con Israel no solo se limita al ámbito de seguridad. Siendo Israel una Nación Startup, la instalación de laboratorios en búsqueda de nuevas fuentes de energía por ejemplo o tecnologías inteligentes lograría proporcionar empleos, bienes y servicios públicos.
Hoy el Medio Oriente se encuentra frente a una oportunidad que si sabrá utilizarla jugará a favor para todos los participantes, pero esta cooperación se tendrá que hacer de manera inteligente y no rápida, sino respetando los tiempos y las condiciones que exige la cultura política de la zona, entendiendo que en parte habrán cosas que se comenzaran a hacer públicas y otras que llevarán otro ritmo, Israel podría a ser la nueva puerta a Medio Oriente para nuevos empresarios e innovadores.