La geopolítica y el coronavirus en Italia

Nos encontramos en un una situación que no habíamos visto desde hace casi un siglo. Este hecho le dio a cierta gente, por no decir la mayoría, la desfachatez de declarar que guerras y epidemias eran cosa del pasado, y que no volverían a suceder, ya que nos encontramos en la era tecnológica.

Pues bien, nos encontramos en una situación similar a aquella del crack de 1929, la Gran Depresión, que sucedió hace casi un siglo. Nos acercamos peligrosamente a la crisis económica que llevó a empresarios y conciudadanos a precipitarse de las ventanas de sus rascacielos empresariales. Y todo esto, por un virus inesperado.

La cuestión es que el problema ya va más allá del virus, en este momento. Desde la transmisión e infección a Europa, el mundo ya estaba condenado – los más afortunados serían contaminados en pocas cantidades, un poco más tarde; el resto, masacrados y atacados en el sistema sanitario y la gestión económica de dicha crisis, se han dado cuenta que no estaban preparados, y que los recortes económicos hechos a la sanidad eran un error que demostraría ser catastrófico.

Italia gestiona la crisis como puede. Fue el primer país europeo a tomar medidas drásticas rápidamente – aunque no tan rápido como se hubiera debido, pero esto lo desconocíamos todos – y a ser puesto de lado e ignorado cuando necesitaba ayuda. Porque el problema es, que este organismo microscópico, aparentemente inofensivo, está desmantelando y llevando a la luz temas un tanto escabrosos. Los países del sur de Europa, los más afectados por la deuda a pagar a Alemania, han quedado abandonados sin ayudas, sin acceso a mascarillas, material médico necesario e incluso, suficientes médicos. La Europa “rica” no ha ayudado: de hecho, la mayor parte de médicos que han acudido de todo el mundo a ayudar a Italia físicamente son médicos egipcios y cubanos, ambos en situaciones precarias en comparación a aquélla de Alemania.

Durante la Segunda Guerra Mundial, Grecia y otros países ayudaron a Alemania a recuperarse de la destrucción que sufrió para volver a ser la potencia económica e industrial de Europa – es decir, fue un paso hecho con la mentalidad del bien común y de la empatía, a pesar de que Grecia se encontraba también en una situación deplorable.

Cuando la crisis económica de esta última década tuvo lugar, ¿acaso Alemania ayudó a Grecia? No, la aplastó, y Grecia aún no se ha recuperado. Pero a nadie le importa, Alemania está bien.

El “sur”, tan apreciado por su savoir vivre, se encuentra marginado en una situación desconocida a todas las generaciones que se encuentran con vida, pero sin embargo, la deuda europea tendrá que ser pagada, parece, aún si lleva a algunos países a la ruina absoluta, haciendo que esta misma deuda salve a algunos y dé el golpe mortal a otros.

Fue China, a enviar miles de máscaras a los médicos italianos. China, no Alemania, no Francia, no la Unión Europea. Italia agradeció con dignidad la ayuda china, para intentar gestionar de la mejor manera posible una crisis sanitaria en momentos de una crisis económica y política. Y este problema, profundamente serio, sucederá en la mayoría de países, que tendrán que evaluar a quién salvar, qué tiene prioridad (como Trump en sus declaraciones) y si la economía capitalista vale más que la población.

No, señores, las epidemias y las guerras no son cosa del pasado. Siempre ocurrieron fuera de la burbuja de algunos.