La errónea estrategia de Trump hacia Erdogan
La reputación de Estados Unidos como actor importante y de gran influencia en la política internacional se ha debilitado significativamente a lo largo de este siglo. La guerra de George Bush en el «eje del mal» fracasó y el discurso de la «línea roja» de Barack Obama no tuvo resultado. Hoy, Donald Trump está abandonando aliados y llevando a cabo una diplomacia peligrosa con tiranos antidemocráticos.
El ex presidente de Estados Unidos, Barack Obama, prometió que si surgían pruebas que demostraran que Bashar Assad había usado armas químicas contra el pueblo sirio, Estados Unidos reuniría una coalición para realizar un ataque. Los aliados de Estados Unidos, sus enemigos, los gobiernos árabes y los ciudadanos musulmanes estuvieron muy atentos a la conducta de Obama.
En agosto de 2013, un año después de la promesa de Obama, Assad utilizó armas químicas contra su pueblo, matando a más de 1,500 hombres, mujeres y niños. Obama no hizo nada en respuesta: sin coalición, sin ataque. No cumplió su palabra, entregó a los Estados Unidos un grave fracaso diplomático que perjudicó gravemente su credibilidad.
La doctrina de la guerra estadounidense contra el terrorismo (2001-2020), que ha continuado desde Bush hasta Trump, ha tenido algunos éxitos notables, como los asesinatos de Osama bin Laden, Abu Bakr Baghdadi, Qassem Soleimani y la última amenaza terrorista global potente, la cual fue derrotada con muchas de sus tropas asesinadas o capturadas, ISIS.
Pero en diciembre de 2019, el presidente Trump decidió entregar Siria a los turcos. Durante una conversación telefónica con el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, Trump dijo: “¿Sabes qué? Es tuyo.» Según los informes, también dijo con respecto a Siria: «Me voy de ahí».
Más tarde, un portavoz oficial de la Casa Blanca dijo que «Turquía pronto avanzará con su planificada acción en el norte de Siria», y agregó que Estados Unidos, que había logrado derrotar a ISIS, «ya no estará en el área para estorbar».
Las críticas fueron muy duras como la de Brett McGurk, un enviado especial de la coalición para derrotar a ISIS, quien renunció y dijo: «En pocas palabras: Trump después de esta decisión otorgó un regalo a Rusia, Irán e ISIS».
La decisión de Trump llevó la guerra de Siria hacia una nueva fase: Turquía y Rusia ahora son dominantes en Siria, mientras que Estados Unidos está casi completamente ausente. Este cambio funciona a favor de Ankara y en contra de los kurdos de Siria, que habían sido apoyados por el ejército de Estados Unidos en el norte de Siria y habían ayudado con éxito en la luchar contra ISIS.
La prioridad de Erdogan es evitar la creación de una zona kurda autónoma en Siria cerca de las fronteras de Turquía. Existe una hostilidad profundamente arraigada entre el estado turco y los kurdos, que constituyen entre el 15% y el 20% de la población turca. Los kurdos han sufrido un trato terrible a manos de las autoridades turcas durante generaciones, a partir de la década de 1920. Muchos kurdos fueron asesinados, el legado kurdo y los apellidos kurdos fueron prohibidos y el uso del idioma fue restringido.
En una llamada telefónica, Trump entregó Siria a Ankara y abandonó a los kurdos, que habían luchado junto a los estadounidenses para derrotar a ISIS. Esto socava gravemente la credibilidad de los Estados Unidos. Abandonó a un aliado para acercarse a Erdogan, un dictador que se burla abiertamente de los valores occidentales, compra equipo militar ruso, encarcela a periodistas, intimida a los oponentes políticos y apoya a Hamas, dando a sus líderes un refugio seguro dentro de las fronteras de Turquía. Algunos dicen que Erdogan está permitiendo que sus representantes sirios cometan crímenes de guerra, y ha aludido a las aspiraciones nucleares.
Lo absurdo es que Turquía quiere ser vista como un socio estratégico de la OTAN y «un verdadero aliado de Estados Unidos ante todo el mundo», como dijo Trump cuando agradeció a Erdogan por sus esfuerzos «para mantener un alto el fuego en el noreste Siria (aunque la lucha no se había detenido). En otra ocasión, Trump dijo que Turquía ha hecho «contribuciones vitales» a las operaciones en Afganistán, una afirmación sin ningún fundamento. A pesar de la amplia evidencia que indica que Erdogan no es amigo de Estados Unidos, Trump declaró: «Soy un gran admirador del presidente (Erdogan)».
Erdogan sigue amenazando con vetar el plan de defensa de la OTAN para los países bálticos, que va directamente en contra de la política exterior de Trump en Siria. La posición de Erdogan ha empujado a los líderes europeos (liderados por el presidente de Francia) a chocar con Turquía, y ahora también con Trump, por los acuerdos de la OTAN. Se está creando aún más distancia entre los EE. UU. y Europa, distancia que ya había alcanzado alturas sin precedentes durante la presidencia de Trump.
Rusia, la única superpotencia que queda en Siria, podría intentar construir un bastión allí y mantener el control sobre el terreno. Al mismo tiempo, ISIS está tratando de recuperarse y ha llevado a cabo ataques contra posiciones del ejército sirio. Esto ocurrió en ciudades cercanas a la frontera entre Siria e Irak y en bases del ejército en el sureste de Siria.
Por lo tanto, ISIS se está aprovechando del caos que dejó la retirada estadounidense. Esta organización terrorista había se reducido a unas pocas células en las aldeas montañosas y desérticas abandonadas, pero ahora se está regenerando. Al usar aplicaciones de comunicaciones como Telegram, los partidarios de ISIS están donando y ayudando a reconstruir la red del terror. Las salas de chat secretas continúan propagando la causa de la yihad.
Publicado originalmente en BESA Center