La amenaza que quedó después de la guerra fría en Medio Oriente

por | Jul 7, 2019 | Política, Portada | 0 Comentarios

Por: Teniente Coronel (res.) Dr. Raphael Ofek

Las armas nucleares estadounidenses que permanecen en suelo turco son una referencia anacrónica a la Guerra Fría. Hoy, bajo el deterioro de las relaciones entre Washington y Ankara, muchos analistas se comienzan a preguntar ¿qué pasa con los arsenales de armas en su momento almacenadas en bases turcas cerca de la frontera con Siria?

La Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) se estableció en el año 1949 entre América del Norte y diez países de Europa occidental con el objetivo de proteger a los estados miembros de la agresión soviética que se vivía después de la Segunda Guerra Mundial, junto con Turquía quien se unió en el año 1952.

La OTAN desarrolló una doctrina nuclear con el objetivo de disuadir a la Unión Soviética de usar armas nucleares contra Occidente. Dentro de este contexto, se acordó un programa de “Intercambio Nuclear” el cual implicó el despliegue y almacenamiento de armas nucleares estadounidenses en cinco estados miembros: Alemania, Bélgica, los Países Bajos, Italia y Turquía.

La principal ventaja de este programa para los EE. UU. fue la reducción de la distancia entre sus armas nucleares y la Unión Soviética, asegurando la probabilidad de que la potencia de América del Norte sobreviviera en caso de un ataque soviético a gran escala. También es razonable suponer que, desde el punto de vista estadounidense, la participación de los países de Europa occidental en la disuasión nuclear soviética fortalecería la posición de Occidente con respecto al Pacto de Varsovia.

El número de bombas nucleares estadounidenses almacenadas actualmente en Europa bajo los auspicios de la OTAN se estima que son entre unos 160 y 240 unidades, de las cuales 50 a 90 están almacenadas en Turquía. No se almacenaron armas nucleares estadounidenses en Gran Bretaña y Francia, aunque son miembros de la OTAN, porque ambos países tienen sus propios arsenales nucleares.

Las armas nucleares estadounidenses actualmente almacenadas en Europa y Turquía son bombas B61. Su rendimiento explosivo se puede ajustar entre 0,3 y 340 kilotones, por lo que se pueden usar táctica y estratégicamente. Sin embargo, de acuerdo con la estrategia de disuasión actual de la OTAN, estas están destinadas solo para uso táctico. A diferencia de los años pasados, cuando algunas armas nucleares estadounidenses en Europa se instalaron como ojivas en misiles balísticos, las bombas B61 están destinadas a ser transportadas solo por aviones.

Se elabora de la siguiente manera: la responsabilidad del mantenimiento y la protección de las bombas nucleares almacenadas en Europa durante tiempo de paz recae en la Fuerza Aérea de los EE.UU., y los códigos del Enlace de Acción Permisiva están bajo control estadounidense. En caso de emergencia o al estallar una guerra, este arsenal se instalará en las aeronaves de los países en los que están almacenados, pero permanecerá bajo el mando y control de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos en coordinación con la OTAN.

Tras el colapso de la Unión Soviética en 1991 y el final de la Guerra Fría, se planteó la cuestión de la relevancia continua de la OTAN, llegando a la conclusión de que sus fuerzas continuarán operando en varios ámbitos alrededor del mundo como fue en 1991 en la guerra contra Irak para liberar a Kuwait, y nuevamente en 1999, cuando la OTAN entró en el conflicto de Yugoslavia para poner fin a la guerra civil de Kosovo, también en Afganistán cuando estalló la guerra en 2001 En 2003, y finalmente las fuerzas de la OTAN lideradas por Estados Unidos invadieron Irak para derrocar al régimen de Saddam Hussein. Más recientemente, el uso de la fuerza de Rusia hacia los países vecinos de Georgia y Ucrania ha llamado la atención de la OTAN.

Hoy frente a la tensión en el Golfo por los incidentes militares entre las fuerzas militares entre Oriente y occidente, la OTAN ha estado siguiendo de cerca los acontecimientos en Oriente Medio a la luz de la amenaza de los misiles balísticos y el temor al desarrollo de armas nucleares por parte de Irán.

Al final de la Guerra Fría, los Estados Unidos redujeron drásticamente la cantidad de bombas nucleares que almacena en el continente europeo ya que Rusia habia dejado de ser una amenaza, pero no las ha eliminado por completo. Aparentemente, esto fue para continuar manteniendo la capacidad disuasiva de la OTAN, y también como una señal política del compromiso de Estados Unidos con la seguridad de sus aliados. Pero a medida que pasa el tiempo, la cuestión de la necesidad de las armas nucleares estadounidenses en Europa se plantea cada vez más, especialmente con respecto a Turquía.

La justificación original para la colocación de bombas nucleares estadounidenses en suelo europeo ahora está obsoleta, además, estas armas son adecuadas para ser transportadas solo por aviones de combate europeos, en lugar de como ojivas nucleares instaladas en misiles balísticos. Las naves de combate (a excepción de los aviones sigilosos) son bastante vulnerables y pueden ser interceptadas más fácilmente.

En cuanto a las posiciones de los países europeos que poseen las armas estadounidenses, el parlamento holandés, así como los miembros de la coalición que actualmente gobierna Alemania, han expresado dudas sobre la necesidad de mantener el programa de «Intercambio nuclear». En Alemania, a pesar de estas preocupaciones, recientemente se han escuchado voces pidiendo un desarrollo alemán independiente de armas nucleares. Esto responde a la política agresiva de Rusia de los últimos años, así como al anuncio de febrero de 2007 de Estados Unidos y Rusia de que están suspendiendo el tratado de Fuerzas Nucleares de Rango Intermedio (INF) firmado en 1987.

En cuanto al despliegue de Turquía, la cuestión de continuar almacenando bombas nucleares en la Base de la Fuerza Aérea Americana Incirlik ha suscitado preocupación, y suma a la tensión existente entre Trump y Erdoğan, recientemente solicitó una compra de baterías avanzadas de defensa aérea S-400 de Rusia – algo bastante llamativo, ya que Turquía participa en la producción de aviones furtivos F-35 y desea comprar cien F-35 de los Estados Unidos. Ahora, a Trump le preocupa que Ankara desvíe los detalles técnicos del F-35 a Moscú.

En 2010, la fuerza aérea turca estuvo relacionada con las bombas nucleares almacenadas en Incirlik y solo un pequeño número de sus F-16 fueron adecuados para llevar las bombas logrando una mínima participación en los ejercicios aéreos de la OTAN.

El problema nace cuando vemos que la ubicación de la base Incirlik. Esta se encuentra en el sur de Turquía, cerca de Adana en la costa mediterránea, a solo 110 kilómetros de la frontera con Siria. La situación interna en Siria, que aún es inestable, podría empeorar la seguridad y aumentar los riesgos del almacenamiento de las bombas allí, por ejemplo, lo que sucedió durante el golpe fallido en Turquía en julio de 2016 donde fueron arrestados oficiales militares turcos de alto rango en Incirlik, Ankara aprovechó su poder en la zona para cortar el suministro eléctrico de la base durante casi una semana, esto quiere decir que Turquía tiene poder y acceso sobre la base.

En palabras de Harvey Sapolsky, profesor emérito del MIT, «estados unidos debe reconsiderar rápidamente el almacenamiento de armas nucleares en Turquía y sujetar a Ankara a los criterios del programa de intercambio nuclear de la OTAN».

Traducción y adaptación: Gastón Saidman

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