Hemos entrevistado a la académica y guía turística turca Emine Yeşim Bedlek, conocida por su libro «Imagined communities in Greece and Turkey», en el que aborda el trágico intercambio poblacional y territorial entre griegos y turcos ocurrido en 1923
Oriente Medio Net.- Hola, Emine, muchas gracias por platicar con nosotros. Nos gustaría empezar la conversación conociendo un poco de tu biografía y actividad académica y profesional.
Emine Yeşim Bedlek.- Hola, muchas gracias. Soy académica y guía turística profesional. Me doctoré en Literatura Comparada y viví en Estambul durante 30 años antes de trasladarme a la parte oriental de Turquía en 2013. Tras impartir clases en varias universidades de Turquía, renuncié a mi puesto en 2020 y empecé a trabajar como guía turística profesional. Ahora mismo, no tengo ningún puesto académico en ninguna universidad de Turquía. He perdido la fe en el mundo académico y he decidido abandonar la vida académica. Ahora vivo en parte de la antigua Mesopotamia, de donde es originaria mi familia.
Göbeklitepe
Şanlıurfa es famosa por Göbeklitepe, un yacimiento neolítico de 12.000 años de antigüedad que ha cambiado nuestra percepción de la historia. Está excavado desde 1994. Soy guía de turistas internacionales de todo el mundo, incluidos Chile y Latinoamérica. La gente está muy interesada en visitar un yacimiento arqueológico tan importante que no tiene equivalente en el mundo y que está considerado como el mayor descubrimiento de la arqueología. No es el único que tenemos. Göbeklitepe tiene varios yacimientos hermanos con la misma cultura e historia. Es más antiguo que Stonehenge y las pirámides egipcias. Mi ciudad natal, Şanlıurfa, se ha convertido en la capital del Neolítico. En noviembre de 2024 se celebrará ahí el Congreso Mundial del Neolítico. Estoy orgullosa de promocionar mi ciudad natal entre los viajeros curiosos y aventureros.
El libro de Emine sobre el intercambio poblacional
OMN.- El intercambio de población entre Turquía y Grecia en 1923 es sin duda uno de los momentos fundacionales del Oriente Próximo moderno. En términos generales, descríbenos qué ocurrió en ese intercambio de población.
EYB.- Con el auge del nacionalismo en Europa, los pueblos balcánicos querían independizarse del dominio otomano. Grecia fue el primer país que obtuvo la independencia en 1829. Con el respaldo de Inglaterra y Francia, el ejército griego invadió la costa occidental de Anatolia. Bajo el liderazgo de Atatürk, la Guerra de Independencia turca tuvo lugar entre 1919 y 1922. En la historia occidental se denomina Guerra Greco-Turca. Mientras tanto, el Imperio Otomano se derrumbaba y Anatolia era gobernada por el Gobierno de Ankara, Atatürk y su círculo.
El ejército griego fue derrotado en Anatolia y el 24 de julio de 1923 se firmó el Tratado de Lausana. Es la partida de nacimiento de la República Turca. El 30 de enero se firmó la Convención de Lausana para solucionar la migración masiva entre Grecia y Turquía.
Según la convención, se intercambiaron las poblaciones musulmana y cristiana de ambos países. Los cristianos de Anatolia fueron enviados a Grecia, y los musulmanes de Grecia, a Turquía. El intercambio de población fue un punto de inflexión para griegos y turcos. Para los griegos, fue una derrota que ellos llaman la Catástrofe de Asia Menor. No consiguieron liberar a los griegos de Anatolia del dominio turco. La derrota provocó conflictos en Grecia.
Para los turcos, fue una victoria que allanó el camino hacia la fundación de la República Turca. Los musulmanes griegos fueron enviados de Grecia a Turquía ya que los griegos los consideraban «turcos» por haberse convertido al Islam durante el reinado del Imperio Otomano. Por otro lado, los cristianos ortodoxos de Anatolia fueron enviados a Grecia por ser considerados «griegos». Sin embargo, ambos fueron enviados al exilio porque no regresaban a la patria como pretendían los políticos.
Millones de personas se vieron afectadas y fue una experiencia muy traumática. Fue obligatorio y no se permitió el regreso. Fue el primer intercambio obligatorio de poblaciones de la historia mundial. Años más tarde, en 1948, se adaptó la Convención de Lausana durante la partición de India y Pakistán.
OMN.- Eres autora del libro ‘Imagined Communities in Greece and Turkey’ y la influencia de Benedict Anderson en él es evidente. ¿Cómo influyó la teoría de Anderson en tu visión del intercambio de población entre Turquía y Grecia?
EYB.- Es un libro que abre la mente y que disfruto mucho leyéndolo. Como ciudadana de un Estado nación, ha cambiado por completo mi percepción del nacionalismo. Me he vuelto más inclusiva, más democrática y humana. El término de Anderson «comunidades imaginadas» encaja perfectamente con mi tesis de que griegos y turcos eran comunidades imaginadas por los políticos de los años veinte. Durante las negociaciones de la Convención de Lausana, la cuestión más importante era cómo dividir a los pueblos del Egeo. Tras largas discusiones, se adaptó el sistema otomano del Millet y se dividió a la población según su afiliación religiosa.
Los cristianos de Asia Menor fueron enviados a Grecia y los musulmanes de Grecia a Anatolia. Se ignoraron los orígenes étnicos. Se redefinieron las identidades griega y turca independientemente de lo que los griegos y turcos de a pie afirmaran sobre su propia identidad étnica. Por ejemplo, los Karamanlis, una comunidad de Anatolia Central, anunciaron que eran turcos étnicamente, pero cristianos de fe. Querían quedarse en Turquía, no querían emigrar a Grecia. Sin embargo, desde el punto de vista de quienes tomaban las decisiones, eran griegos otomanos y tenían que irse. Su testimonio personal no funcionó. Obviamente, se reconstruyeron las identidades griega y turca. Para ser griego hay que ser cristiano ortodoxo y para ser turco hay que ser musulmán. Por eso, el libro de Anderson me ayudó mucho a entender cómo se imaginaban e identificaban las sociedades griega y turca tras el colapso del Imperio Otomano.
El libro de Emine traducido al griego
OMN.- En 1923, los nacionalismos modernos turco y griego se encontraban en una fase temprana de su evolución. ¿Cómo influyó el intercambio de población en el desarrollo de ambos nacionalismos y en la visión del «otro»?
EYB.- Cuando se firmó la Convención de Lausana en 1923, Grecia ya era un Estado nación. Se independizó del dominio otomano en 1829 por lo que la ideología nacionalista estaba mucho más arraigada en Grecia que en Turquía. El nacionalismo turco se formó con la guerra greco-turca. La invasión de Anatolia por el ejército griego avivó el nacionalismo turco. Grecia invadió la parte occidental de Turquía con el respaldo de Inglaterra y Francia. Querían liberar a los griegos de Asia Menor del dominio turco. La guerra se prolongó durante 3 años, hubo miles de muertos en ambos bandos y Grecia fue derrotada al final. Ambas naciones estaban muy tensas emocionalmente y el intercambio de población tenía como objetivo resolver nuevas atrocidades entre griegos y turcos. Además, dividir dos naciones y redefinir sus identidades nacionales avivó aún más los sentimientos nacionalistas.
Por supuesto, ambos países adaptaron políticas nacionalistas para homogeneizar a sus poblaciones. Ser más griegos y más turcos era el objetivo último de los Estados nacionales. El intercambio de población no sólo dividió a las poblaciones, sino que distanció emocionalmente a griegos y turcos. Perdieron la familiaridad y se convirtieron en «el enemigo nacional». Tras 3 años de derramamiento de sangre, el intercambio de esas personas parecía la mejor solución para ambos países. Las cosas empezaron a cambiar en 1999 porque Turquía sufrió un terremoto muy destructivo. Miles de personas murieron. Grecia fue el primer país en ofrecer ayuda. Los griegos se dieron cuenta por primera vez de que los turcos eran como ellos, que podían sufrir, sentir dolor. Cuando Atenas sufrió un terremoto, los turcos también ayudaron a los griegos. Ambas naciones se dieron cuenta de que no sólo comparten la misma historia, sino también las mismas fallas que provocan los terremotos. Los terremotos del 6 de febrero de 2023 también suavizaron la relación entre griegos y turcos. De nuevo Grecia fue el primer país en ofrecer ayuda a Turquía. Creo que si los políticos no nos polarizan en su propio beneficio, griegos y turcos encontrarán la manera de reconciliarse y hacer las paces. No podemos evitar las catástrofes naturales, pero sí las guerras y las atrocidades. Necesitamos desesperadamente la paz en el Egeo. El odio nunca nos hará felices ni seguros.
Refugiados griegos saliendo del puerto de Moudania, actual Mudanya, Turquía
OMN.- Lo que ocurrió en 1923 fue una tragedia humana. Comunidades arraigadas en su tierra natal se vieron obligadas a exiliarse. La memoria y el trauma de este proceso son una parte central de tu libro. ¿Qué descubriste al respecto durante la investigación?
EYB.- Permíteme explicar primero cómo decidí trabajar sobre el intercambio de población aunque no soy miembro de una familia de refugiados. La Convención de Lausana es estudiada sobre todo por los hijos y nietos de los refugiados. Antes de mi investigación, estaba muy poco informada sobre el intercambio de poblaciones. Los libros de historia de los institutos no incluyen información detallada sobre la Convención de Lausana y la migración masiva. Fue mi asesora de doctorado, la Dra. Clare Brandabur, quien llamó mi atención sobre la Convención de Lausana. Era una excepcional estudiosa de la literatura comparada que aconsejaba a sus alumnos que aprendieran su propia historia y cultura.
Me aconsejó que me concentrara en la Convención de Lausana. Me dio para leer Pájaros sin alas, de Louis de Bernieres. La novela me maravilló y elegí otras dos narraciones literarias para mi tesis doctoral. Analicé el intercambio de poblaciones a través de la literatura, la historia y la historia oral. La historia oficial es necesaria para proyectar el tema desde el punto de vista de los historiadores. Pero yo me concentré en los testimonios orales de los refugiados de Asia Menor. Ellos fueron las víctimas de aquel trauma y es necesario dar voz a sus experiencias pasadas para prevenir atrocidades en nuestras sociedades. Me conmovió mucho leer los testimonios orales de los refugiados en varios libros en inglés y turco. Cuando los cristianos de Asia Menor fueron informados de la migración, algunos corrieron a los cementerios y se llevaron los huesos de sus familiares. Algunos corrieron a las iglesias para recoger los iconos que valoraban. Algunos confiaron sus pertenencias a sus vecinos musulmanes con la esperanza de volver y cogerlas más tarde. Algunos se convirtieron al Islam para no abandonar su homeland.
El transporte también fue penoso. Los enviaban en barcos y tardaban varios días en llegar a Grecia. Algunos murieron en el barco y los lanzaron al mar. Creo que eso es lo peor a lo que uno puede enfrentarse en la vida. Tiras a tu ser querido al mar, sin un funeral apropiado, sin un lugar que visitar después. Finalmente, en Grecia, se enfrentaron a la pobreza y la humillación. Los ricos murieron de pena y los pobres lograron sobrevivir de alguna manera.
La ciudad fantasma de Kayaköy (Livisi) en el suroeste de Anatolia. El pueblo griego fue abandonado durante el intercambio de población de 1923.
Los griegos locales los humillaban al decirles insultos como «las semillas de los turcos». No podían llevarse bien. Así que la integración en la sociedad griega no fue nada fácil. Los refugiados también añoraban su hogar. Tampoco les gustaba el modo de vida griego ni siquiera la cocina. También ellos, de alguna manera, humillaban a los autóctonos por no ser cosmopolitas. Los refugiados trabajaban muy duro para sobrevivir en Grecia. La población local también los percibía como rivales en muchos sentidos. Esta investigación me abrió la mente y el horizonte.
Karamanlides, comunidad greco-ortodoxa de habla turca
He aprendido cómo construyen las naciones los políticos. Me he dado cuenta de las diferencias entre la historia oficial y la historia oral. Por eso, he intentado proyectar el intercambio de poblaciones a través de las perspectivas de las víctimas. Los relatos de la historia oral reflejan las penas de los refugiados. Me concentré en la vida de los griegos de Asia Menor. En realidad, ellos eran los últimos otomanos en suelo griego y tenían una visión cosmopolita del mundo. Sin embargo, los griegos locales ya eran ciudadanos de un Estado-nación. Esa era una de las razones por las que no se llevaban bien.
En mi libro, me propuse reconciliar a griegos y turcos en mi investigación haciendo hincapié en su patrimonio cultural común. Los políticos afirmaban que con el intercambio de población, griegos y turcos volvían la patria. Se creía que los refugiados cooperarían fácilmente con los autóctonos. Sin embargo, no resultó ser cierto. Fueron enviados al exilio y no cooperaron bien. Se diferenciaban de los autóctonos y éstos no estaban dispuestos a compartir sus tierras con los recién llegados. Además, el trauma de la emigración se transmitió a la siguiente generación. A los refugiados de Asia Menor no se les permitió visitar Anatolia hasta la década de 1970. Cuando se les permitió, los ancianos no pudieron visitarla pero enviaron a sus hijos y les aconsejaron que trajeran una bolsa de tierra de la patria. Ponían la tierra bajo la almohada y sentían la patria a través de la tierra. Los refugiados nunca olvidaron su patria y Asia Menor era un paraíso que se perdió.
OMN.- La identidad religiosa, étnica y nacional en Oriente Medio en general y en Turquía en particular es siempre conflictiva tanto en relación con el Estado como en las relaciones sociales cotidianas. ¿Cómo ha evolucionado el concepto de identidad nacional en Turquía y qué retos siguen impidiendo el desarrollo de una identidad civil en Turquía?
EYB.- Durante la caída del Imperio Otomano, los musulmanes de los Balcanes, el Cáucaso y los países árabes emigraron a Anatolia acosados por los cristianos. La República Turca inició una política de turquificación para unir a los diferentes grupos étnicos de Turquía. Anatolia era el único lugar donde podían asentarse y convertirlo en su futuro país. Eran musulmanes pero étnicamente diferentes y diversos. Para la unificación de esas personas, la ideología nacionalista fue infundida a cada ciudadano de la república. No sólo en Turquía, sino también en Grecia y otros países balcánicos, se adaptó la misma política. No fue un proceso fácil. Algunos grupos étnicos fueron rechazados. Turquía sigue luchando por una identidad civil. Sin embargo, debido el conflicto civil en Siria, estamos acogiendo a millones de refugiados sirios. La afluencia de refugiados amenaza la unidad de Turquía. El nacionalismo turco está de nuevo en auge debido al ambiente actual en Oriente Medio.
OMN.- ¿Qué queda de la herencia y la historia griegas en la Turquía moderna? ¿Cuál es la situación actual de los ciudadanos griegos en Turquía?
EYB.- Hay algunos griegos en Estambul y en algunas ciudades del Egeo. El Tratado de Lausana los considera minorías. Son ciudadanos turcos y libres de practicar rituales cristianos. En cuanto a los lugares y monumentos históricos, casi en todas las regiones de nuestro país, tenemos ciudades griegas y romanas, lugares históricos. Turquía es uno de los países más ricos del mundo en arqueología. Tenemos una historia y una cultura muy ricas y diversas. El propio país es un museo al aire libre. Los yacimientos y monumentos históricos nos recuerdan cómo hemos convivido durante siglos y formado una cultura y un patrimonio comunes. Como guía turística, estoy orgullosa de ser heredera de esta rica cultura e historia.
Mustafa Kemal, Atatürk
OMN.- La figura de Atatürk es problemática y contradictoria, para algunos fue un líder nacional laico y moderno mientras que para otros fue un represor de cuestiones religiosas y étnicas y uno de los diseñadores de una identidad turca agresiva y asimilacionista (pienso en los kurdos). ¿Cuál es tu reflexión sobre la figura de Atatürk a partir del tema del libro?
EYB.- Atatürk siempre ha sido una figura controvertida en Turquía porque sus logros aún no son del todo comprendidos por la gente corriente de Anatolia. No perdió el tiempo en la modernización de Turquía porque luchó contra el colonialismo occidental. Dado que el pueblo turco no tiene mucha idea ni conocimientos sobre el colonialismo occidental, no puede comprender plenamente lo que Atatürk intentó hacer. No tuvo más remedio ni tiempo que esperar a que la gente entendiera lo que realmente estaba pasando.
El título de mi libro puede hacer pensar que fue decisión de Atatürk enviar a los cristianos de Anatolia a Grecia. Eso no es cierto. Fueron las Grandes Potencias y las Naciones Unidas las que quisieron resolver los problemas de las migraciones masivas derivadas de la Primera Guerra Mundial. Atatürk es una figura popular y un líder mundial admirado por mucha gente. Por ejemplo, mis invitados de las ex colonias de Gran Bretaña, Francia o España aprecian mucho a Atatürk y su revolución. Sobre todo los latinoamericanos lo conocen muy bien y admiran a Atatürk incluso más que nuestra gente.
OMN.- ¿En qué otros proyectos estás trabajando y cuáles son los temas que desarrollas?
EYB.- Desde que dejé el mundo académico hace 4 años, no publico artículos académicos. Me dedico sobre todo a hacer de guía turística. Cuando me ofrecen ser entrevistada por periódicos internacionales, acepto las ofertas y comparto mis ideas sobre el intercambio de poblaciones. Hace dos años me entrevistó un periódico griego, Lifo ya que mi libro se tradujo al griego en 2022.
Recientemente, he escrito 10 volúmenes de libros infantiles sobre los lugares históricos de Şanlıurfa, como Göbeklitepe y Karahantepe. Ahora estoy intentando publicarlos. También planeo escribir mi autobiografía desde que fui testigo del descubrimiento de Göbeklitepe y sus sitios hermanos en Şanlıurfa. Estos yacimientos son muy interesantes y controvertidos.
Muchas gracias por darme la oportunidad de expresar mis ideas sobre la Convención de Lausana y espero verlos a todos en Turquía alguna vez.