* Israel como nuevo actor en el mercado del gas confunde a los analistas
* Como reacción al eje EEUU-Israel-Arabia saudita, se conforma el eje Irán-Qatar-Turquía y aspira a incluir a Líbano, Siria y Jordania
* Rusia desconfía del eje liderado por Qatar porque promueve el terrorismo pero se adaptaría a las circunstancias
* Una mayor presión de EEUU hacia este nuevo bloque liderado por Irán y Qatar lo fortalecería
Tanto para los inversionistas como para los aficionados del mercado energético, el precio del crudo no se movió según las expectativas de los analistas que apostaban a una importante subida, la cual se vio estancada desde principios del 2019. Recién en las últimas tres semanas comenzó a concretarse, aunque todavía lejos de lo deseado.
La creciente influencia de nuevos actores como Israel y su descubrimiento de gas junto al desarrollo de nuevos yacimientos que fueron restaurados en los Estados Unidos para hacer uso de sus reservas como respuesta a la ola de producción por parte de los países de la OPEP, lograron confundir bastante a los inversionistas. Estos se quedaron desorientados frente a un mercado en el cual estaría cambiando de jugador principal, en este caso el gas natural. Se rumorea que crecerá su demanda en comparación con el petróleo.
Ante esta situación, nace un nuevo dilema que podría impactar al mercado, en especial al status de Israel como productor de gas, quien en los últimos meses logró llegar a acuerdos con países como Egipto y comenzó a dialogar con Jordania para cerrar un acuerdo de suministro del mineral al Reino Hachemita. Hasta el momento, se esperaba que el acuerdo se aplique durante el primer trimestre de 2019 y que venciera para fines del 2032.
Este último trato parece estar pasando algunos inconvenientes, ya que a mediados de febrero el Parlamento jordano solicitó cancelar todo acuerdo de esta índole con Israel, debido a que podría concretarse este año el proyecto de crear un oleoducto que traslade petróleo y gas entre Qatar, Irán, Turquía y Jordania.
El “precio del poder” en el mundo árabe en parte está basado por sus productores principales tanto de crudo como de gas, es por eso que debemos prestar atención en cómo son las relaciones entre los mismos y qué jugadores externos influyen, como por ejemplo los Estados Unidos. Parte del objetivo de la potencia americana es poder colocar sucursales en todo yacimiento posible. El resultado puede ser bueno como muy malo, el bueno es que los países aliados a EEUU quienes permiten su presencia logran de alguna manera crear cierta estabilidad en la zona pero al mismo tiempo afecta el status comercial de aquellos que no se alinean a los requisitos del líder mundial.
Esto que acabo de explicar, aclara la situación desde un punto de vista muy general ilustrando los intereses de Occidente, ahora en el conflicto interno del Medio Oriente la lucha pasa por quien será el país líder del mundo árabe, este lucha es entre Irán y Arabia Saudita por querer controlar a través del beneficio de toda la economía del hidrocarburo, desde la producción hasta su transporte.
Siendo Arabia Saudita el mayor exportador de petróleo del mundo y entre los países más cercanos a Occidente, de más esta decir que es quien lleva las riendas del juego en muchos aspectos en la zona, y es sabido que su interés por acercase a los países modernos le permite llegar a nuevas tecnologías que en cierta medida podrían ser la solución del problema que tendrán en un futuro próximo cuando el mineral catalogado como «oro negro» sea reemplazado por el gas natural, y es por eso que el reino saudita tiene acuerdos con países de Occidente que aportan a sus ambiciones. El problema es que en los últimos años este acercamiento que ayudó a muchas empresas occidentales a entrar en Medio Oriente de la mano de Arabia, fue justamente gracias a las relaciones que emergieron con Israel, las cuales permitieron nuevos acuerdos comerciales con empresas israelíes pero mas aun, permitió crear una confianza entre los países de Occidente que trajo mas inversiones en distintos rubros tanto para Arabia Saudita como para otros países de los Emiratos Árabes.
La nueva alianza que podría enfrentar a las potencias
El mapa político actual del Medio Oriente se ve de la siguiente manera: Rusia con una gran presencia en Irak y siendo el mediador de Israel en Siria, junto con la República Popular de China que también tiene un peso importante. En el momento de tomar partido, estos dos países tienden a comprometerse solo con las potencias regionales para asegurar sus intereses. Por otro lado, tenemos el eje de alianzas entre Estados Unidos junto a Arabia Saudita e Israel, haciendo el camino fácil para presionar a Irán con sanciones. Teniendo esto en cuenta, entendemos que era solo una cuestión de tiempo hasta que los países restantes no pertenecientes a estas alianzas y relacionados al eje de Irán tomaran la iniciativa de crear su propio acuerdo que consiste en crear una unión de tuberías en el caso que las sanciones afecten el transporte del petróleo y gas, donde los principales miembros son Turquía, Irán y Qatar; con Irak, Siria, Líbano y -sorprendentemente- podría estar Jordania involucrada también.
A principios del verano del 2017, Qatar inició las conversaciones bilaterales y trilaterales con Irán y Turquía después de que Arabia Saudita impusiera sanciones a Qatar que consistían en la exigencia de cerrar la cadena de televisión Al-Jazeera y una base militar turca en construcción en la costa qatarí para junio de ese año, y como primera reacción a fines de noviembre del 2018, las capitales de los tres países (Doha, Teherán y Ankara) llegaron a un acuerdo en Teherán para crear un «grupo de trabajo conjunto que facilitara el tránsito de mercancías entre ellos».
Este bloque tiene objetivos geoestratégicos que podrían concretarse hasta finales de mayo, a no ser que ya esté completo, según informes de la Magazine oil price. Estamos hablando de un bloque que podría influenciar en la política general del Medio Oriente tocando el Líbano, Siria y Jordania donde no solo afectaría al comercio energético en sí, sino también a las minorías importantes como los kurdos, quienes junto con el campo árabe sunita representan una amenaza, la cual podría impedir el acceso de Irán y Turquía a las zonas centrales y coartaría sus deseos de ser países líderes del Medio Oriente. Hasta el momento, Qatar está calificado como la potencia dominante en todos los asuntos relacionados con la economía regional.
Los primeros oleoductos y gasoductos fueron construidos hasta el Mediterráneo pasando por territorio iraní, iraquí y sirio, creando la conexión final con Turquía junto a unas líneas de electricidad e infraestructura de transporte totalmente integrada a nivel regional, sustituyendo a los «oleoductos sunitas» (controlados por Arabia Saudita) que hasta el momento proporcionaban la zona con los minerales.
Rusia, entre los dos bandos
A finales del 2018, analistas rusos advirtieron sobre esta unión calificándola como amenazante para la región por los ajustes y cambios que esta traerá, y aunque por parte de los miembros de la nueva alianza consideren a Rusia como un país aliado, esta no reaccionó con gran énfasis ante el nacimiento del triple bloque, y en especial ha demostrado una cierta desconfianza contra Qatar por el apoyo que este ultimo país ofrece a organizaciones terroristas. De todas maneras, Vladimir Putin envió a su ministro de Defensa Sergei Shoigu a Damasco, de principio para garantizar los intereses rusos en el contexto de la nueva reconfiguración regional.
Estados Unidos y sus limitaciones en Medio Oriente
Entre los problemas principales que Estados Unidos tiene, es el aumento de la influencia de la República Popular de China en la zona. La misma está creciendo en otros lugares donde su influencia podría afectar el status hegemónico de EE.UU., más ahora que la influencia estadounidense en el Medio Oriente ha disminuido, a pesar de la presencia que el ejército estadounidense tiene aún en Siria, Irak y Jordania y de las buenas relaciones con Arabia Saudita.
Posiblemente, Washington esté pensando en comenzar una gran presión en contra de este nuevo bloque. Sin embargo, esto podrá solo estimular tanto a Turquía como a Irán ha seguir con el proyecto del bloque e incluso crear nuevas acciones contra Estados Unidos, Oriente Medio y sus alrededores, potenciando más a la nueva alianza la cual ya tiene nombre: «el pacto del Medio Oriente».
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