El 19 de diciembre del 2019 después de que una serie de candidatos se presentaran para el cargo, el presidente libanés Michel Aoun, eligió a Hassan Diab como el próximo primer ministro del país, por lo visto este no recibió suficiente apoyo político.
Diab vendría a ser un aliado del Hezbollah dentro del parlamento donde también existe la representación del Movimiento AMAL liderado por Nabih Berri y el Movimiento Patriótico Libre (FPM) encabezado por el yerno y ministro de Relaciones Exteriores del presidente Gebran Bassil.
Inmediatamente después de que se nombrara a Diab, con el objetivo de formar un gobierno que aborde los problemas que enfrenta el país, estallaron protestas en las calles denunciando la formación de lo que se considera un gobierno de Hezbollah que tendrá como meta abortar el levantamiento en curso. Los manifestantes han exigido el fin del sistema sectario y el nombramiento de un primer ministro políticamente independiente que formaría un gobierno de expertos y tecnócratas no afiliados para redactar una nueva ley electoral y celebrar elecciones parlamentarias anticipadas. Hasta ahora, han fallado en satisfacer estas demandas.
Pero incluso de acuerdo con el sistema que se usa hoy en día, donde el primer ministro tiene que ser musulmán sunita, es poco probable que Diab tenga éxito. Con escaso apoyo entre su comunidad sunita y el Bloque Futuro del ex primer ministro Saad Hariri en el parlamento, carece del respaldo político para ser un primer ministro fuerte frente al presidente Aoun y la alianza Hezbollah-AMAL. Los manifestantes también dudan de su capacidad para abordar sus demandas de combatir la corrupción y es difícil ver cómo Diab será capaz de manejar la panoplia de los problemas políticos y económicos que enfrenta el país. Las circunstancias nacionales, regionales e internacionales hacen poco probable su éxito político.