El dilema de los países del Medio Oriente en medio de la pandemia
Por: Gastón Saidman
El coronavirus de alguna manera fortaleció el fenómeno de la globalización poniendo en alerta a los países para juntos planificar pautas y poder combatirlo de alguna manera. La realidad en Medio Oriente es distinta donde la cooperación no se destaca demasiado. Estos países viven en conflictos internos dentro de su sociedad con los cuales también se tienen que lidiar. El coronavirus sorprendió a Medio Oriente como a todos, pero la política interna de estos países solo fue un instrumento más para seguir con sus batallas.
La política interna del Medio Oriente durante el coronavirus
Los países árabes son conocidos por sus conflictos internos, en especial los que nacieron después de la famosa “Primavera árabe”, revolución que comenzó en Egipto y se expandió por el resto de Oriente Medio acrecentando las diferencias entre Chiítas y Sunitas, diferencias que siguen afectando incluso en medio de la pandemia, ya que cada lado junto a sus organizaciones simpatizantes intentan como siempre sacar beneficio para su sector étnico y no para el resto de la sociedad como debería ser. El coronavirus no pudo contribuir a generar un orden sobre la crisis y diferencias políticas de la zona, incluso la necesidad de tener que movilizar milicias y lo que su presupuesto requiere, ha provocado que los políticos comiencen de nuevo a tomar partido por movimientos terroristas o guerrillas las cuales cada una lleva su forma de defensa contra la pandemia y protección de sus seguidores.
Si nos fijamos en el Líbano, el problema de la pandemia se concentra de nuevo en el conflicto entre la organización terrorista Hezbolá y el ejército estatal por ver quién lideran la guerra contra el virus. Hezbolá aprovecha la situación para mostrar su control en zonas donde todavía representan una mayoría Chiíta, dejando en claro que no solo el gobierno puede tomar control ante la crisis y así seguir moviendo sus milicias sumando reclutas, y con una buena excusa para seguir recibiendo donaciones.
Dentro de la Autoridad Palestina intentan utilizar el virus como una excusa para seguir su lucha armada contra Israel, esto significa que tanto el partido de Abu Mazen, Fatah, como la organización terrorista Hamas y sus integrantes, si tienen un acuerdo de seguir el combate a la pandemia, cada uno intenta llevarse el crédito, como por ejemplo, Fatah está reclutando personal médico en sus milicias para así mantenerlas activas y poder hacerlas uso obviamente contra sus enemigos de Hamas.
Irán, quien menospreció el virus desde un principio, se encuentra en una situación catastrófica la cual por desgracia se está dando cuenta ahora. El líder supremo de la República Islámica se encuentra bajo severas críticas, al mismo tiempo que tiene que lidiar con los movimientos moderados que aprovechan la pandemia para expandir su política antirradical y conservadora.
El caso de Arabia Saudita, siendo este un país líder en el mundo árabe y sin opositores que la hagan sentir amenazada dentro de su gobierno, su política se dirige al resto de los países de la zona, en este caso intentando querer ser el héroe de la película informando a Occidente sus métodos, y comparándose con su archienemigo Irán.
El método de Arabia Saudita fue en principio unir todas las instituciones gubernamentales y medios de comunicación para trabajar en conjunto y poder influenciar en la conciencia de los civiles lo más rápido posible. Riad ordenó cerrar sus aeropuertos por dos semanas, algo que incluso países de Occidente paralizados por la confusión y miedo no hicieron de inmediato. Esta decisión otorgó al reino saudita la imagen de país seguro y confiable para combatir la crisis actual.
También se decidió cerrar la ciudad sagrada de Meca a la cual muchos de los seguidores del Islam extranjeros realizan sus peregrinaciones, logrando de esta manera detener el avance de la enfermedad. Estos fueron actos importantes que fijaron su superioridad manchando la imagen de Irán, que hizo públicas sus creencias de que la fe en Dios es lo que los iba a ayudar y hoy se encuentran frente a un callejón sin salida.
Un futuro problemático para la zona
Concentrados en su propio orgullo, estos países no están pensando sobre el futuro. Tanto la Autoridad Palestina como el resto invierten tiempo y dinero en ganar sus guerras internas y fortalecer su imagen pero no en buscar una solución, el problema llegará aproximadamente en tres meses cuando a los distintos campos políticos se les acabe el efectivo y tengan que enfrentarse a una crisis económica mas grande de la que ya tienen, y esto es relevante para todos los países árabes. La crisis económica afectará también a la clase alta, familias de empresarios que por culpa de que el gobierno se encargo de derivar el presupuesto gubernamental a organizaciones terroristas como movimientos políticos, no se acordó de invertir tiempo para reactivar el mercado. Solo un esfuerzo estatal unido podrá traer la solución.