En su columna del 3 de marzo de 2019 en el destacado diario saudita Al-Sharq Al-Awsat, con sede en Londres, el periodista y empresario saudí Hussein Shobokshi condenó el odio profundamente arraigado hacia los judíos en la cultura islámica, en el que el término «judío» es totalmente despectivo. Shobokshi y otros periodistas e intelectuales forman parte de la tendencia saudita de revisar su política anti-israelí, dada la situación geopolítica en la que el reino y sus aliados se ven amenazados por el imperialismo chiita iraní.
Luego de décadas de adoctrinamiento y propaganda demonizadora contra Israel, como así también la implementación de un duro régimen de vigilancia religiosa, el reino intenta gradualmente realizar reformas modernizadoras que le permitan sobrevivir en un mundo más competitivo y menos dependiente de su monopolio petrolero. Mientras tanto, al tiempo que impulsa reformas para incorporar a las mujeres al mundo laboral (permitiéndoles conducir, por ejemplo), censura y encarcela a activistas feministas, para que su concepto de autoridad (autoritaria y monárquica) no sea cuestionado. Suspender la demonización antijudía es un requisito similar: comenzar a educar a la población en una visión de mundo tolerante, pero para ello debe hacerlo desde la perspectiva religiosa, que sigue siendo la base fundamental de la identidad saudita y musulmana en general. Como no es posible hacer un giro de 180 grados de un discurso tantas décadas impuesto, el autor mantiene todavía una reserva de hostilidad hacia Israel, como podremos leer en los párrafos siguientes.
Lo siguiente son extractos traducidos de la columna de Shobokshi:
«Cuando los extremistas en las organizaciones del islam político quieren difamar a un líder en el mundo árabe, están acostumbrados a reiterar una y otra vez que ´su madre era judía´o que ´él tiene raíces judías´. Esto me ha hecho preguntarme sobre el alcance del odio a los judíos en nuestra cultura y sobre nuestra incapacidad para distinguir entre los judíos como el Pueblo del Libro, a quienes Allah nos ordenó amar y respetar, y nos permitió comerciar con ellos, comer sus alimentos y casarnos con ellos, y el proyecto político sionista israelí que ha inculcado en nosotros (sic) una esquizofrenia en nuestra actitud hacia los judíos, de la que aún no hemos despertado.
«La intensidad del odio a los judíos difundido por los medios de comunicación y por el arte, la literatura y las caricaturas políticas en el mundo árabe ha alcanzado un grado que no puede ser ignorado. Nadie, por supuesto, está argumentando que la escena judía e israelí en sí misma está libre de una cultura de odio. En las escuelas judías religiosas extremistas, existe también el mismo takfir basado en la diferenciación entre el pueblo judío y los gentiles, autorizando el robo y asesinato de estos últimos. De estas escuelas surgieron los conocidos terroristas extremistas Meir Kahana y Baruch Goldstein.”
«Sin embargo, el antisemitismo en el mundo árabe es producto de una educación detestable y racista que está arraigada en la mentalidad árabe, que etiqueta a las personas según la afiliación tribal, familiar y racial, y de acuerdo con la escuela religiosa a la que pertenecen. Es esta educación la que motivó (sic) a miles de judíos que eran ciudadanos de los países árabes a emigrar después del establecimiento del Estado de Israel … (esta es la misma mentalidad que enfrentan los cristianos del Oriente árabe y todas las demás corrientes religiosas no musulmanas en la región).
«El profeta Mahoma se casó con una judía, llegó a un acuerdo de coexistencia pacífica con los judíos de Medina, hipotecó su escudo a su vecino judío, se presentó en el funeral de un judío, y el Corán dice del Pueblo del Libro que no todos son iguales entre sí . Sin embargo, ignoramos todas estas referencias muy positivas hacia los judíos y presentamos teorías inventadas, interpretaciones y motivos que justifican el odio a los judíos.”
«Es inconcebible que tú, como musulmán, sepas que tu religión te ordena respetar al Pueblo del Libro y, sin embargo, no implementes este respeto en términos prácticos y concretos. Pero el desafío real que debes enfrentar es responder las preguntas: ¿Puede la paz con el otro ser posible sin primero actualizar esta paz contigo mismo y con los que te rodean? ¿Tenemos un problema de odio y racismo hacia los judíos? Es necesaria una respuesta honesta y creíble a estas preguntas, y puede ser la primera de una serie de preguntas embarazosas que llevamos muchos años evitando tratar y responder”.
Aquí, Shobokshi se está refiriendo a la Hermandad Musulmana, que ha acusado más de una vez al presidente egipcio Al-Sisi de tener una madre judía. A la inversa, los enemigos de la Hermandad también han difundido la versión de que el fundador de la Hermandad, Hassan Al-Banna (un notorio antisemita), tenía madre judía.
Corán 3: 113: «No son iguales; entre el Pueblo del Libro hay una comunidad que obedece a Dios, recitando los versos de Allah”
Fuente: MEMRI