Por: Lt. Col. (res.) Dr. Shaul Bartal
Los vítores palestinos por la «victoria de los muyahidines afganos sobre los estadounidenses» crean la impresión de que, en su opinión, los talibanes son un modelo digno a seguir para eliminar la «ocupación sionista». Sin embargo, un Líbano que se desmorona, una Franja de Gaza plagada de pobreza y desempleo, y el propio Afganistán, ahora bajo el dominio de los talibanes, no muestran el éxito del modelo islámico. Lo que los palestinos necesitan no es un nuevo modelo de «lucha armada», sino una reconciliación con la existencia de Israel mientras aspiren por un acuerdo de paz sostenible que garantice la seguridad, la prosperidad y el respeto de los derechos mutuos.
En mayo de 2000, tras la presión masiva de las organizaciones de izquierda y después de no lograr un acuerdo con Siria y Hezbollah, el primer ministro Ehud Barak ordenó la retirada apresurada de las FDI del sur del Líbano. El aliado local de Israel, el Ejército del Sur del Líbano, cuyo establecimiento y mantenimiento había costado millones de dólares, se derrumbó y no pudo resistir a Hezbollah. Dieciocho años de presencia militar israelí terminaron en una retirada asustada y confusa.
Ehud Barak junto a Clinton y Arafat en 1999
Estos eventos influyeron mucho en el jefe de la OLP y la Autoridad Palestina, Yasser Arafat (así como en las otras organizaciones terroristas palestinas), quien lo vio como una confirmación de la opinión de la mukwama (resistencia) de que solo una determinada «lucha armada» (es decir, terrorismo) podría conducir a logros contra Israel. Barak no tenía ninguna posibilidad de llegar a un acuerdo con Arafat, y la Conferencia de Camp David de julio de 2000, mediada por el presidente Clinton, terminó en un desastre. Dos meses después, estalló una guerra de terror de cuatro años (eufemizada como la “Intifada de al-Aqsa”). Las lecciones del Líbano fueron perfectamente claras para las organizaciones terroristas palestinas.
Atentado a un bus en Haifa. Una de tantas escenas sangrientas de la intifada impulsada por Arafat
Los acontecimientos de las últimas semanas en Afganistán se parecen mucho a la salida de Israel del Líbano. El régimen islamista extremista de apoyo al terrorismo de los talibanes, que nutrió y protegió a al-Qaeda y Osama bin Laden en el momento de los ataques del 11 de septiembre y no ha cambiado su posición desde entonces, ha recuperado el control de Afganistán, con ISIS influyendo la retirada de Estados Unidos con una serie de sangrientos ataques terroristas.
Según Ismail Haniyeh, jefe de la oficina política de Hamas, una vez que Israel haya evacuado por completo Cisjordania, Hamas se hará cargo y establecerá allí un Estado Islámico Palestino. En su opinión, las localidades israelíes en Cisjordania son el principal obstáculo para el establecimiento de tal estado, ya que podrían conducir a la anexión de Israel de la región o de gran parte de ella. Esto otorgaría a Israel fronteras permanentes, aislaría la Franja de Gaza de Cisjordania y dividiría al pueblo palestino.
Si Israel quiere sobrevivir, debe estar advertido de las aspiraciones de Hamas y fortalecer sus pueblos y aldeas de Cisjordania. Son el factor principal que puede evitar una eventual retirada humillante como la de Líbano y Afganistán.
Fecha de publicación: 19.09.2021
Fuente: Besa Center
Traducción: Gastón Saidman