En las últimas décadas, grandes comunidades musulmanas se han establecido en países occidentales. Los ataques terroristas en Francia y Austria en las últimas semanas han reavivado el debate sobre la contribución del enfoque multicultural, liberal y tolerante a la creación de comunidades minoritarias divididas y alienadas cuyos miembros minoritarios apoyan o llevan a cabo actos terroristas

Por: Galit Truman Zinman

En las últimas semanas hemos sido testigos de una ola de violencia y terrorismo en Francia tras la reedición de las caricaturas del profeta Mahoma
en la revista satírica Charlie Hebdo. Los diversos ataques están dirigidos a quienes representan los valores y símbolos de Occidente, el liberalismo y los derechos y libertades del individuo. 

Luego del asesinato del maestro francés Samuel Paty, el presidente Macron habló con extraordinaria dureza: calificó el hecho de «ataque terrorista islamista». De hecho, los recientes ataques en los suburbios de París, Lyon, Niza y Aviñón indican el fortalecimiento de las tendencias antioccidentales en Francia a medida que los perpetradores buscan cambiar la agenda político-social en el país. Al mismo tiempo, dos civiles austríacos murieron en un ataque terrorista islamista en el centro de Viena a principios de noviembre. 

Estos eventos se suman a los ataques terroristas llevados a cabo por terroristas musulmanes en los últimos años en países occidentales (principalmente con el apoyo e inspiración de ISIS): Francia, Bélgica, Alemania, Gran Bretaña, Estados Unidos, Canadá y Australia. Los ataques se llevaron a cabo en espacios públicos destacados como aeropuertos, lugares de entretenimiento y turismo, hoteles, clubes, etc. – principalmente ataques con cuchillo o hacha, disparos y pisoteos, y causaron cientos de muertos y heridos. Causraon daño económico y moral, y disuadieron a los países occidentales de participar en la Coalición Internacional contra el Terrorismo (con énfasis en la lucha contra ISIS).

Homenaje a Samuel Paty

Los perpetradores de los ataques fueron en su mayoría jóvenes musulmanes, inmigrantes o nativos de segunda o tercera generación que nacieron y se educaron durante muchos años en la cultura occidental abierta y tolerante. Algunos experimentaron frustración y dificultades para integrarse en la sociedad liberal, lo que los llevó a odiar y rechazar los valores de la democracia y las tendencias del secularismo y el individualismo. Una minoría extremista se identifica con la corriente puritana del salafismo jihadista debido a su exposición a la predicación y la incitación en las calles y mezquitas, en las redes sociales y en los sitios web. Esta minoría se une a organizaciones terroristas, principalmente ISIS, o actúa bajo su guía e inspiración. 

Un examen de las relaciones intergrupales en los países occidentales revela comunidades socialmente prósperas y tecnológicamente adaptadas, pero a menudo divididas y alienadas a nivel interno. Entre una parte significativa de las comunidades musulmanas de Occidente, se ha creado una distancia con la población en general que, en general, les ha permitido alejarse y llevar su estilo de vida autónomo. Existe un debate sobre este desarrollo: algunos acusan a la mayoría de discriminar a los musulmanes lo que ha llevado a la segregación, y quienes sostienen que las comunidades musulmanas están segregadas voluntariamente. En la práctica, muchas comunidades están socialmente excluidas, social, cultural y geográficamente aisladas, al margen de la sociedad y expuestas a la pobreza, la falta de igualdad de oportunidades, el desempleo y las dificultades económicas.

La minoría musulmana se diferencia de la población local no solo cultural y étnicamente, sino también en términos de creencias religiosas, que se sabe que tienen una influencia significativa en la cosmovisión y el estilo de vida. Las comunidades musulmanas se adhieren a la tradición religiosa y al idioma del país de origen y viven de acuerdo con la ley islámica (Sharía) y sus costumbres. La educación formal en muchos lugares también está separada y adaptada a los miembros de la comunidad. Este patrón de vida de preservar la tradición religiosa y transmitirla a la siguiente generación contribuye a la percepción de la «extranjería» de los musulmanes en la sociedad mayoritaria y su exclusión.

Estas tendencias plantean un grave problema para los países occidentales que abogan por el multiculturalismo y la tolerancia hacia el «otro». Este enfoque, y como resultado de una política de inmigración relativamente conveniente y abierta, ha llevado a lo largo de los años a una división y segregación cultural y religiosa de las comunidades musulmanas, así como a la desconexión y la falta de interacción con la mayoría no musulmana. Al mismo tiempo, el enfoque multicultural imperante también ha contribuido al extremismo religioso y al crecimiento del terrorismo, como el establecimiento de células terroristas y un aumento significativo de los «lobos solitarios». El multiculturalismo, por tanto, parece ser una estrategia que tiene una capacidad limitada para influir en la asimilación y la plena integración de los musulmanes en los países occidentales.

Limitaciones del enfoque multicultural

En su esencia, el enfoque multicultural enfatiza la existencia de la diversidad étnica y cultural y la garantía de los derechos humanos, junto con la plena accesibilidad y participación en la sociedad, la adhesión a los principios constitucionales y valores comunes en la sociedad. Este enfoque se refleja en la adopción de políticas públicas que toman en cuenta las diferencias culturales y brindan apoyo a las organizaciones de minorías étnicas. En el campo de la educación, el multiculturalismo conduce a la creación de planes de estudio únicos, la enseñanza en la lengua materna y el establecimiento de escuelas religiosas para grupos minoritarios, al tiempo que se reconocen las tradiciones y costumbres religiosas, los lugares de culto y ceremonias religiosas separadas. Los defensores del multiculturalismo señalan resultados positivos de esta política, como el reconocimiento de las identidades culturales y el cultivo del pluralismo étnico, la protección contra la discriminación y / o la incitación al odio, la cohesión y la igualdad socioeconómica entre las minorías y la mayoría.

Memorial tras el atentado último en Viena, Austria

En los últimos años, el discurso político, público y mediático ha abordado ampliamente la dicotomía creada entre los valores del estado receptor y los de los inmigrantes, como la desigualdad de género, la obligación de las mujeres de usar el hiyab, la circuncisión femenina, el matrimonio involuntario, el homicidio familiar por honor, el rechazo de los beneficios etc. La aplicación de estas normas culturales en las sociedades liberales ha sido el foco de discusión sobre la relevancia del multiculturalismo, las políticas de integración aceptadas y la tolerancia hacia los musulmanes, que no siempre muestran tolerancia hacia los valores de la sociedad occidental. Si bien los partidarios del multiculturalismo continúan enfatizando sus beneficios, los opositores señalan tendencias de separación y división social, una falta de cohesión que una a la sociedad e incluso un choque entre los valores culturales y las tradiciones religiosas que puede llevar al disgusto y el extremismo, la violencia y el terrorismo. La política multicultural que permite a cualquier persona actuar en nombre de la libertad de expresión, religión y asociación es explotada por los islamistas para formar organizaciones terroristas, predicar e incitar en el espacio público y en línea y puede conducir a ataques terroristas similares a los que hoy experimenta Occidente.

Sea como fuese, los cambios demográficos en los países occidentales en las últimas décadas plantean desafíos considerables con respecto a la absorción e integración de grandes comunidades que son cultural y principalmente religiosamente diferentes de la población nativa.

Fecha de publicación: 08.11.20

Fuente: Besa Center

Traducción: Gastón Saidman