Oda a la mujer desde Israel

por | Mar 9, 2020 | Cultura, Portada | 0 Comentarios

“Yom haishá sameaj” se dice en hebreo para festejar y conmemorar este día con peso internacional. Sin embargo, si bien es una celebración considerada más bien débil en Israel, la fuerza y el rol femenino en la historia del pueblo judío como del estado son resonantes.

Muchos nos preguntamos un día como el de ayer, ¿por qué en Israel el festejo del 8 de marzo es tan poco usual? Muy a pesar de los prejuicios y numerosas críticas dichas machistas que puedan existir en el territorio, en el relato hebreo y en la cultura “sabra” – como se llama a los oriundos del Estado de Israel – valoran y respetan en su gran mayoría la figura de la mujer. Puedo explayarme con una lista sinfín de notables e influyentes mujeres judías desde la matriarca Sara hasta Golda Meir – tercera Primer Ministro del mundo – o, la Mujer Maravilla, Gal Gadot. Para responder a esta interrogante, sólo se puede especular con las evidencias históricas.

El día de la mujer, si bien nace como una reivindicación obrera en Estados Unidos, se ha extrapolado como una lucha en contra del maltrato, abuso físico y psicológico, la subyugación de la figura femenina, desigualdad, crímenes impunes y demás atrocidades en el mundo entero. De hecho, esta fiesta es el resultado de muchos enfrentamientos y mucha sangre hasta su institucionalización en las Naciones Unidas en 1975. Ahora, en este pequeño rincón del planeta, el tema es un poco más complejo.

En el seno de la sociedad, las mujeres se codean en el ejército con los hombres en casi cualquier división; además, los últimos años han sido un motivo de orgullo la graduación de mujeres piloto de élite o la primera juez y policía árabes musulmanas en ejercicio. Según el Foro Económico Mundial, la brecha de desigualdad de género en 2018, Israel fue catalogado en el puesto 46 de 149 países. Es un hecho: aún hay mucho por hacer en este aspecto. Aunque las cifras son esperanzadoras en las áreas educativa, profesional, política, científica y económica. Esto, evidentemente, deja de lado el espinoso tema dentro de las comunidades ultraortodoxas en cualquiera de las religiones establecidas aquí.

Curiosamente, en estos días me encontré con un documental en el que recuperaron las memorias y biografías de ciertas guerreras judías que sufrieron el antisemitismo en todo su esplendor en todas las épocas en Europa. Conocí a Doña Gracia Méndes, “La Señora”, una marrana española que sufrió el terror de la Inquisición. Huyó de España (su país de nacimiento) a los Países Bajos e Italia durante el siglo XVI, su nombre de conversa era Beatriz de Luna. Gracias a su influencia, poder económico y su temple, usó su poder para ayudar a todos los judíos cazados, perseguidos y torturados en el continente.

Gracia Nasi Gracia Nasi

Además, decidió tomar un rol determinante en la inversión de la práctica religiosa: tradujo la Torah al español (tal vez sería ladino, lengua de los judíos sefaradíes) para que todos sus paisanos pudiesen rezar y acercarse a las sinagogas que impulsó a construir.

Asimismo, les puedo hablar de Gluckel Von Hameln, una aristócrata judía holandesa en el siglo XVII. Considerada la primera mujer judía en escribir sus memorias es reconocida como una de las pioneras de la literatura en ídish (lengua de los judíos europeos). Otro retrato es el de Mary Antin. Judía de Polotzk en 1891. Fue víctima de los primeros pogroms en el Imperio Zarista y gracias a su emigración al país de la libertad, fue autora del best-seller autobiográfico “The Promised Land”. Su libro fue revolucionario para la mujer como para el mundo judío. De hecho, este es un ejemplo de cómo para muchos judíos Estados Unidos se convirtió la segunda “tierra prometida”.

Gluckel von Hameln Gluckel von Hameln

Mary Antin Mary Antin

Por estos pequeños retazos de algunas de la infinidad de judías e israelíes que han creado memoria por su labor y sus logros, puedo deducir y atreverme a decir que la oda a la mujer dentro del judaísmo como de Israel es algo que se lleva consigo de manera intrínseca. La mejor representación es la que ocurre paralelamente al 8 de marzo. El 14 de Adar en el calendario judío, se celebra las heroicas hazañas de la Reina Esther en Persia quien logró evitar la exterminación del pueblo judío.

Tal vez, solo tal vez sea por esa misma razón que el octavo día de marzo pasa casi desapercibido en el país. No por menosprecio. Más bien porque el orgullo femenino se respira en nuestra historia.

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