Declaración saudí-iraní: análisis de las implicaciones 

por | May 12, 2023 | Política, Portada | 0 Comentarios

La reciente reconciliación diplomática saudí-iraní ha atraído una atención y un análisis significativos. Mientras algunos argumentan que se trata de un acuerdo histórico, otros lo ven como un mero alto el fuego o un pacto de no agresión.

Este artículo tiene como objetivo profundizar en los detalles de la declaración saudita de acercamiento diplomático y arrojar luz sobre sus implicaciones.

En primer lugar, es esencial tener en cuenta que el acercamiento de Arabia Saudita e Irán se queda corto en comparación con acuerdos anteriores como los Acuerdos de Abraham (entre Israel y los Emiratos Árabes, principalmente).

Este último celebró valores comunes, objetivos y dividendos de paz para todas las partes involucradas. Por el contrario, la declaración saudí-iraní es notablemente seca y poco inspiradora, con solo un par de alusiones a la hermandad.

En términos de implicaciones concretas, la declaración significa la reapertura de embajadas dentro de dos meses y la reactivación de viejos acuerdos comerciales y de seguridad.

Sin embargo, considerando los dos años de negociaciones y los cinco días de reuniones bajo los auspicios de China, los resultados parecen decepcionantes.

Se puede hacer una observación interesante a partir de las imágenes de los ministros de Relaciones Exteriores de Irán y Arabia Saudita dándose la mano. Mientras que el Ministro de Relaciones Exteriores de Irán parece complacido, el Ministro de Relaciones Exteriores de Arabia Saudita parece severo y no le observa el rostro.

Esta observación se alinea con la noción de que Irán está más contento con la declaración que Arabia Saudita. Para corroborar aún más esta afirmación, un análisis fascinante de los resultados de búsqueda en Internet aporta información al respecto.

Al buscar «acuerdo histórico iraní-saudí» en farsi (persa), hay más de 11.000 resultados. Del mismo modo, la búsqueda de «acuerdo histórico entre Arabia Saudí e Irán» en árabe produce 12.500 resultados. Sin embargo, al restringir la búsqueda a dominios de Internet saudíes (.sa), produce sólo un resultado. Esta marcada diferencia sugiere que el acuerdo es más popular entre el pueblo de Irán que entre los súbditos de Arabia Saudita.

Si busca en Google «Inversión saudita en Irán» en farsi, hay más de 8.600 resultados. Si busca «inversión saudita en Irán» en árabe y restringe la consulta a los dominios saudíes, el resultado es cero. Si la búsqueda en árabe no se limita a los dominios saudíes, hay alrededor de 4.500 resultados.

Estos números tienen importancia porque reflejan la ventaja informativa (valga la paradoja) de los regímenes dictatoriales con una censura estricta.

Los resultados de las consultas de Google se convierten en una herramienta confiable para discernir lo que un régimen quiere que sus ciudadanos sepan y crean.

En este caso, la popularidad del acuerdo entre los iraníes y la ausencia de esta entre los saudíes arroja luz sobre los diferentes sentimientos hacia la declaración. Hay razones detrás del enfoque cauteloso de Arabia Saudita y la minimización del acuerdo.

Arabia Saudita ha desconfiado de apoyar los intereses iraníes debido a la participación de Irán en el armado y financiamiento de movimientos armados chiítas en el Medio Oriente. Además, Irán y Arabia Saudita son rivales ideológicos, que difieren en sus sistemas políticos y religiosos, así como en su postura hacia Estados Unidos e Israel.

Examinando las motivaciones detrás de la declaración saudí-iraní, podemos discernir diferentes objetivos para cada país involucrado. Irán busca alejar a Arabia Saudita de Estados Unidos e Israel, rompiendo su aislamiento diplomático.

Sin embargo, detrás de escena, es probable que Arabia Saudita cultive lazos con Israel y Estados Unidos, lo que destaca una discrepancia en el resultado deseado por Irán.

Otro objetivo para Irán es asegurar la ayuda económica y la inversión de Arabia Saudita para mitigar el impacto de las sanciones internacionales e impulsar su propia economía. Sin embargo, Arabia Saudita no tiene ningún interés en fortalecer económicamente a Irán, ya que pretende que Irán permanezca lo más débil posible.

Es más probable que cualquier aumento en las importaciones de Irán sea un quid pro quo para el turismo iraní a los lugares de peregrinaje en Arabia Saudita. Además, Irán tiene como objetivo restaurar su reputación e influencia en el mundo árabe e islámico mientras aumenta el apoyo interno.

La campaña de relaciones públicas iraní en torno a esta declaración ha tenido éxito, influyendo en los analistas israelíes y occidentales.

Un artículo que publiqué en el Centro de Estudios Estratégicos Begin-Sadat, pretende contrarrestar esta narrativa derrotista. Cambiando el enfoque a Arabia Saudita, podemos identificar varias motivaciones detrás de su participación en la declaración. Arabia Saudita tiene como objetivo asegurar a China como un aliado para contener a Irán, dados los incentivos políticos y económicos para que China apoye a Arabia Saudita. Además, Arabia Saudita tiene la intención de ejercer presión sobre los EE. UU. y advertir a la administración de Biden que no tome la amistad de Arabia Saudita como algo garantizado.

EE. UU. se dará cuenta de que la política exterior estadounidense, si se guía por principios democráticos liberales, está destinada a fracasar y ser contraproducente en Oriente Medio.

Otro objetivo saudí es reducir el gasto militar en Yemen y ayudar a asegurar la estabilidad regional y los recursos necesarios para el desarrollo y la diversificación de la economía saudita. Creo que estos objetivos están reflejados en la declaración. En términos más generales, creo que los saudíes están tratando de afirmarse como la potencia fundamental de Oriente Medio. Los saudíes no quieren ser abiertamente pro occidentales como los Emiratos Árabes Unidos y Bahréin, y no quieren ser abiertamente antioccidentales como Irán y Siria.

Quieren ser la potencia regional que cortejen todas las potencias regionales y mundiales. Por esta razón, aunque la declaración fue un golpe diplomático y de relaciones públicas para Irán, creo que sirve mejor a los intereses económicos y geoestratégicos de Arabia Saudita.

* Rafael Castro es un analista ítalo-colombiano residente en Berlín. Es graduado en Economía por la Universidad de Yale y de Ciencia Política por la Universidad Hebrea de Jerusalén

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